AGENCIA
Nacional.- El campo mexicano enfrenta una profunda crisis caracterizada por el abandono de vastas extensiones de tierras agrícolas, precariedad laboral y el impacto del crimen organizado, de acuerdo con organizaciones campesinas y datos oficiales.
En Puebla, cerca de 200 mil hectáreas permanecen sin cultivar debido a factores como bajos ingresos, falta de apoyos gubernamentales, migración y cobro de piso por parte de grupos delictivos. Los jornaleros, quienes trabajan jornadas de más de 10 horas, ganan en promedio 180 pesos diarios sin acceso a seguridad social ni prestaciones.
A nivel nacional, entidades como Michoacán y Campeche también enfrentan problemas graves. En Michoacán, 80 por ciento (%) de los jornaleros carecen de formalidad laboral y son explotados en cultivos de exportación, mientras que en Campeche, la mayoría de los trabajadores agrícolas dependen de la producción para subsistir.
Por otro lado, la sequía y los altos costos de producción han llevado al abandono de tierras en estados como Chihuahua, donde 50 mil hectáreas de maíz amarillo no fueron sembradas el año pasado.
Organizaciones campesinas como la Unefa y la UNTA coinciden en que la falta de políticas públicas que incentiven el cultivo y garanticen condiciones laborales dignas ha agravado la situación. Asimismo, el crimen organizado, principalmente en regiones como la Sierra Negra y la Mixteca en Puebla, obliga a los agricultores a abandonar sus tierras o migrar.
La crisis del campo mexicano pone en riesgo la producción de granos básicos como el maíz y evidencia la necesidad urgente de soluciones estructurales que impulsen la rentabilidad, seguridad y sostenibilidad del sector agrícola.