Por: Andrés Timoteo / columnista
CRIMEN SIN RESOLVER
Hoy se cumplen dieciséis años de justicia negada para las treinta víctimas del incendio en el mercado Miguel Hidalgo, en el puerto de Veracruz, ocurrido el último día del 2002. Hasta la fecha no se sabe si fue un accidente o una conflagración provocada, pero en aquella víspera de Noche Vieja el infierno se desató sobre la tierra a causa de una explosión en cadena en puestos ambulantes que vendían productos de pirotecnia.
El saldo oficial fue de 28 personas perecidas. La mayoría de sus nombres se han olvidado, aunque en la memoria colectiva se mantienen muchas historias que en su momento fueron relatadas por la prensa y que con el paso del tiempo se fueron convirtiendo en leyendas macabras. Tal es el caso de una pareja de novios que estaba por casarse y buscaba arreglos florales en el mercado en la hora equivocada. Ambos murieron carbonizados.
O las trece personas, entre empleados y clientes, de la tienda de ropa “El Armario” donde quedaron atrapados pues alguien bajo las cortinas tratando de evitar las llamas y perecieron asfixiados por el humo antes de incendiarse. Algunos de ellos lograron hacer llamadas desde sus teléfonos móviles pidiendo auxilio, pero nadie acudió. “El Armario” fue abierto, al día siguiente, el primero de enero del 2003, y se descubrió esa parte de la tragedia.
De los pocos nombres que se conservan están los de dos niños, ambos de 12 años. Uno, Luis Antonio Amado Arreguín, cuya muerte se confirmó. Murió destrozado pues dos días después de apagado el incendio se encontró su pie izquierdo entre los escombros lo que hizo deducir a los forenses que el impacto de la explosión lo desmembró.
Otro niño, Oscar Daniel Campos Triana, acompañaba a su madre, Petra Triana, en las compras para la cena de fin de año y habría perecido en el siniestro. Sin embargo, su cuerpo nunca se localizó. Hasta la fecha, Oscar Daniel -quien de estar vivo hoy tendría 28 años- sigue en calidad de desaparecido. Tal vez su cuerpo también fue destrozado por el estallido y las llamas consumieron las partes hasta reducirlas a cenizas.
Al pequeño Daniel se le llamó la “victima 30” de la explosión pues la número 29 fue el joven Iván Gómez Gómez quien en un acto heroico ayudó al salvar a doce personas, pero en las maniobras respiró humo incandescente que le quemó la tráquea y los pulmones. El muchacho de apenas 18 años estuvo agonizando en un hospital hasta que murió el 23 de enero del 2003. Hay una placa metálica con su nombre en el lugar colocada años después por las autoridades municipales.
Y así como hay historias de héroes, también las hay de villanos, personajes siniestros que tienen parte de la responsabilidad esa la tragedia y que hoy andan libres por la calle como si no debieran nada. Unos por acción y otros por omisión, pero todos tienen culpa en lo sucedido. El de más alcurnia es el exgobernador Miguel Alemán Velasco, insensible al grado que no quiso interrumpir sus vacaciones en el extranjero para atender el siniestro en el mercado porteño.
Una semana más tarde, cuando regresó de su asueto, Alemán lanzó una frase burlona cuando lo cuestionaban por su desinterés en regresar para encabezar o al menos supervisar labores de atención a las víctimas: “No soy bombero”, dijo en la cumbre de su falta de empatía con los que estaban sufriendo. Tampoco hizo que la justicia llegará a las víctimas y, al contrario, maniobró para que los acusados obtuvieran impunidad.
El principal beneficiario de esa impunidad fue el entonces alcalde, Ramón Gutiérrez de Velasco señalado por los mismos vendedores de permitir la venta clandestina de pirotecnia a cambio de sobornos a inspectores de la Dirección Municipal de Comercio. Nunca se fue llamado a cuentas ni porque hubo la versión de que fue un empleado municipal el que arrojó un cohete encendido sobre los puestos ambulantes -lo que inicio la explosión en cadena- tras una discusión con los vendedores que se resistieron a pagar un soborno adicional.
Por órdenes de Alemán Velasco se cerró una pesquisa que apuntaba al padre del edil, el empresario Carlos Gutiérrez de Velasco Oliver, quien poseía bodegas en las inmediaciones del mercado donde se guardaba esos productos elaborados con pólvora. Tampoco hubo castigo para otros funcionarios señalados abiertamente de tener responsabilidad en la tragedia como el exregidor Carlos Díaz Mendiola y los exdirectores de Comercio, Fiscalización Protección Civil y Comercio Informal, Carlos Camacho Carvajal, Roberto Velásquez Vinay, Fernando Martínez Boneta y Yari Garduza Pérez, respectivamente.
Al contrario, varios de ellos fueron premiados con cargos públicos. Gutiérrez de Velasco fue más tarde diputado local plurinominal por el PRI tras renunciar al PAN y a Garduza Pérez le dieron una regiduría en la administración de Jon Rementería. De los 12 funcionarios municipales que fueron incluidos en los expedientes penales, ninguno fue castigado y todos siguen gozando de impunidad.
El único ‘chivo expiatorio’ fue la vendedora Jova Macario Romero quien pasó algunos años en prisión en el ya desaparecido reclusorio Ignacio Allende. El incendio en el mercado “Miguel Hidalgo” es un crimen sin resolver, pero la terca memoria debe prevalecer para que no se olvide a las víctimas ni mucho menos los nombres de los responsables. Tarde o temprano estos últimos enfrentarán el juicio divino y será su turno de arder.
CIERRAN PELEANDO
Y hablando de cosas celestiales, la jerarquía católica en Veracruz cerrará el año en la camorra. Sin importar que sean fiestas navideñas, las cuales ellos mismos promueven como tiempo de amor y paz, arremetió contra legisladores Federales que apoyan el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y de la libertad reproductiva, tildándolos de “diputados asesinos y abortistas” y declarándolos “traidores del pueblo”.
El clero fustiga concretamente a once diputados que integran la Comisión de Derechos Humanos quienes el pasado 21 de diciembre votaron a favor -contra tres que lo hicieron en contra- para reformar y adicionar el Código Penal Federal en sus artículos 329, 330 y 332, además de derogar los artículos 333 y 334 a fin de despenalizar la interrupción del embarazo hasta antes de las 12 semanas -tres meses-.
Solo si se rebasa ese lapso de gestación y la mujer se provoca un aborto voluntario se hará acreedora de 3 a 6 meses de prisión, pero en lo general se le quita la punición con cárcel a las abortistas. Estas Reformas que popularmente han sido llamadas “Ley Antiaborto” serían replicadas en todas las legislaciones estatales en el caso de que se aprueben en el orden federal.
Pues bien, dos días después vino la reacción del clero veracruzano que se desbordó en encono y duros epítetos hacia los parlamentarios. Los blancos del reproche son en su mayoría mujeres porque de los once que votaron a favor de las reformas, solo uno dos son varones, el hidalguense Hugo Rafael Ruiz Lustre quien, por cierto, es invidente y preside de dicha comisión, así como el morelense Samuel Calderón Medina.
El resto son mujeres: Lorena Villavicencio Ayala -a la que nombran “Josefina” en el comunicado diocesano-, y quien fue la que presentó la iniciativa de cambios legales, Vanesa del Castillo Ibarra, Kehila Ku Escalante, Janet Téllez Infante, Adriana Aguilar Vázquez, Dorgheny García Cayetano, Claudia Tello Espinoza, Mónica Rodríguez Bautista y Ana Lucia Riojas Martínez. De los once legisladores, nueve son del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y dos ajenas a ese partido. Rodríguez Bautista es perredista y Riojas Martínez diputada independiente.
La molestia de los ensotanados es principalmente contra Morena y a nivel local descalifican en particular a dos legisladoras jalapeñas, acusándolas de ser “diputadas abortistas”, Claudia Tello Espinoza del distrito 8 y la plurinominal Dorheny García Cayetano, quien fue secretaria particular del gobernador en funciones Cuitláhuac García Jiménez. A ellas les cuestiona: “¿no les basta el ambiente de muerte que reina en nuestro territorio que quieren más derramamiento de sangre?”
El último párrafo del comunicado del 23 de diciembre es severo y pone en duda los postulados de Morena: “Observamos la incongruencia de estos diputados de la muerte quienes traicionan a la sociedad que se ha manifestado mayoritariamente a favor de la vida”. -Hay que recordar que uno de los ‘mandamientos’ de la “Cuarta Transformación” para “no traicionar al pueblo”-.
Y sigue el reproche: “¿A quién desean complacer? ¿con quién se quieren congratular? ¿a qué negros intereses desean servir? ¿cuánto costará su voto al pueblo mexicano? En México a nadie beneficia este tipo de políticas, sólo a quienes hacen del aborto un vil negocio. Ahora resulta que quienes defendían a los más vulnerables se están alineando para destruirlos”.
Vaya que hay resquemor en el comunicado diocesano, que no es menor porque es el aperitivo para lo que pasará en el 2019 cuando se dará un encontronazo más fuerte porque esas reformas serán votadas en San Lázaro y seguramente también en el congreso veracruzano para armonizar la legislación penal. Desde la pasada legislatura en la entidad, Morena ingresó una propuesta de reforma también para despenalizar el aborto, misma que fue rechazada por la mayoría panista.
Ahora en ambas cámaras, la federal y la estatal, los morenistas tienen mayoría absoluta y es inminente que prosperarán las modificaciones legales para despenalizar el aborto, por lo que también se espera que la Iglesia Católica y los grupos ultraconservadores eleven el nivel de la reyerta. Ayer domingo, en la homilía dominical, el arzobispo de Jalapa, Reyes Larios volvió a fustigar la propuesta de cambios legales calificándolos como “una ley que permite a una madre asesinar a su propio hijo”. Vaya, los ensotanados cierran el año con pleito y así mismo lo abrirán.
NO ES EL RELOJ
“El tiempo es lento cuando tú esperas. El tiempo es rápido cuando tú estás temeroso. El tiempo es mortal cuando tú estás triste. El tiempo es corto cuando tú estás feliz. El tiempo es interminable cuando tú sufres. El tiempo es largo cuando tú te aburres. El tiempo es bello cuando tú estás enamorado. El tiempo está siempre determinado por sus sentimientos, no por el reloj”.
Es un poema que algunos le atribuyen al inglés Williams Shakespeare y otros al estadounidense Henry van Dyke. El año está compuesto de tiempo y, entonces, la calidad del 2018 estuvo determinada por nuestros sentimientos, evaluémoslo. Va, desde este espacio, el deseo de un venturoso 2019 para los amables lectores y colegas. ¡Salud y parabienes!