AGENCIA
Michoacán.- La violencia del crimen organizado en la región de Apatzingán, Michoacán, continúa azotando a los empresarios locales. En esta ocasión, un reconocido productor y empacador de limón se convirtió en víctima del Cártel de Los Viagras, luego de declararse insolvente para pagar la extorsión que le exigían. En represalia, la organización criminal destruyó su huerta de limón ubicada en los límites de los municipios de Apatzingán y Buenavista.
Los empresarios limoneros han compartido videos que muestran cómo fueron destrozados los árboles de la huerta. En uno de los clips, se escucha a los trabajadores murmurar, mientras una jornalera comenta: “Que poca… hay que ponernos ya chaleco antibalas”, una muestra del temor que impera en la región.
Fuentes cercanas a la víctima han señalado que el productor y empacador de limón, ante el riesgo de ser asesinado, huyó de la zona cercana a la localidad de Cenobio Moreno, para salvar su vida. Según citricultores de la región, la extorsión que se exige a los productores incluye una cuota de 2 pesos por cada kilo de limón cortado y 2 más por cada kilo comercializado, sumando una considerable cantidad que el empresario no pudo cubrir.
El ataque a su huerta es solo la primera represalia de Los Viagras, quienes, ante la negativa a pagar, recurren a tácticas más violentas, como secuestros o incluso el asesinato de familiares, para presionar a los empresarios a ceder. Un citricultor anónimo comentó que la amenaza para aquellos que no cumplen con las demandas criminales es la quema de empaques con trabajadores dentro.
Este hecho violento no es un caso aislado en la región. El pasado 12 de septiembre, José Luis Aguiñaga Escalera, uno de los principales productores y empacadores de limón de Tierra Caliente, fue asesinado en Buenavista tras no poder cumplir con las exigencias del Cártel de Los Viagras. Según los informes, Aguiñaga había sido amenazado por César Alejandro Sepúlveda Arellano, conocido como “El Botox”, líder del cártel en la zona, debido a su incapacidad para cubrir la extorsión.
Familiares del empresario asesinado denunciaron que la extorsión se había vuelto insostenible, y que Aguiñaga Escalera había recibido amenazas de muerte por no poder pagar las cuotas exigidas. “Nos lo mataron porque ya no pudo pagar un millón de pesos de multa”, comentó un familiar bajo condición de anonimato por su seguridad.
La situación en la región de Tierra Caliente se ha vuelto cada vez más crítica, con empresarios y trabajadores enfrentando un panorama de extorsión, violencia y miedo ante la creciente presencia del crimen organizado en la zona.
Y así seguirán avanzando los carteles haciéndose cada vez fuertes otros 6 años más. Sus tentáculos están haciendo destrozos a los mexicanos con el uso imparable de la violencia y el gobierno parece que los seguirá solapando.
Pero el inepto y arrastrado Alfredo Ramírez Bedolla sigue diciendo que todo es paz, tranquilidad y progreso en Michoacán y los partidos de “oposición” calladitos, no quieren problemas.
La destrucción de huertas revela el abandono de los productores ante la violencia y la extorsión. El Estado debe actuar con urgencia, protegiendo a quienes sostienen el campo y nuestra economía. ¿Hasta cuándo se ignorarán las demandas de seguridad de estas comunidades? Michoacán no puede ser rehén de la delincuencia mientras los agricultores pierden su sustento.