No cabe duda de que las percepciones distan mucho de las realidades. Ayer, durante el acto de promulgación de la impresionante Reforma Financiera que encabezó el presidente Enrique Peña, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, hizo un comentario que elimina toda duda sobre la colaboración y coordinación que tiene con el gobernador del Banco de México.
Entre ellos no sólo hay respeto profesional; se percibe respeto amistoso. Por ello, reconoció que desde el origen y redacción de la reforma original, hasta su discusión y trabajo con los Diputados para mejorarla, el Banco de México y su gobernador, Agustín Carstens, fueron “factor fundamental para que esta reforma esté a la altura de expectativas”.
Y, todavía, Videgaray fue más allá: dijo que ahora “ya estamos trabajando de la mano de Banco de México y las Comisiones Reguladoras para lograr la implementación rápida y eficaz de la reforma”, la que, dicho sea de paso, tras lo instruido por el presidente Peña, se espera que esté en plena operación con todas las disposiciones en vigor, al finalizar el primer semestre del año.
Y, por cierto, ahí el secretario hizo un reconocimiento público poco usual, y fue al equipo del subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela, y al titular de la Unidad de Banca, Narciso Campos, por el gran trabajo técnico realizado durante meses para alcanzar el éxito, que se acompañó, sin duda, de todo el procesamiento de más de 150 cambios que se mejoraron al paquete legislativo original, con el habilidoso y conocedor diputado panista y presidente de la Comisión de Hacienda, José Isabel Trejo, y el buen portero y Senador presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, José Francisco Yunes.
Ahora, la reforma tiene metas, y las dos más ambiciosas son las de que el crédito crezca a tasas que tripliquen o cuadrupliquen el crecimiento de la economía, estimado entre 4% y 5%, para que la penetración financiera en México pase de 26% del PIB a 52% del PIB, y que ese apalancamiento inyecte de capacidad de crecimiento estructural a la economía del 0.5 por ciento.
¿Es bajo?, ¿es alcanzable? La respuesta es que no es bajo el crecimiento estructural propuesto y sí es alcanzable duplicar el financiamiento.
Tras la crisis financiera de 1995, la penetración del crédito al PIB cayó de 40% a siete por ciento. Entre 1995 y 2002, periodo de siete años que tardó el proceso de consolidación financiera, la economía creció a tasas de entre 2% y 3%, pero el crédito lo hacía a un ritmo casi similar. De tal suerte, la penetración sólo avanzó de 7% a 12% del PIB. Sin embargo, entre 2003 y 2013, una década, con la economía creciendo en promedio en ese lapso en 3.5% anual y, en promedio, el crédito a la economía ha crecido a 12% en ese lapso.
La otra meta interesante es la de la Banca de Desarrollo, pues un crecimiento de 15% en estos activos de crédito que en 2013 crecieron a 14.5%, cuando la economía se expandió a 1.2%, muestran que los recursos seguirán presentes y con mayor énfasis cuando los bancos comerciales no llegan, aún si tienden, como ocurre en el sector de vivienda o infraestructura, a estar “selectivamente ausentes”.
El tema es que, más allá de si Bansefi, que dirige Jorge Estefan, cambia su nombre al Banco Social de México (Bansomex) o que Financiera Rural, que dirige Carlos Treviño, cambia al de Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (no sé cómo lo abrevien, pero parece mejor Finrural), lo cierto es que impulsado y directo, la meta lograble y razonable porque no implica “soltar la llave del crédito”, es la que definió el presidente Peña para 2014, de otorgar un billón 115 mil millones de pesos en crédito de desarrollo.
Por cierto, prácticamente todo el sector financiero estuvo presente, pero destacó la presencia de Olegario Vázquez Aldir, presidente del Grupo Multiva, quien coincidió como compañero de banca de Marco Antonio Slim, de Inbursa, y Carlos Hank González de Interacciones, pero un saludo que llamó la atención fue el que realizó el presidente Enrique Peña a Luis Peña, de HSBC, porque, estando en tercera fila y guardando discreción, el Presidente lo divisó atrás de Abraham Zamora, el jefe de la Unidad de Productividad de la Secretaría de Hacienda, a quien también saludó con afecto.
De Fondos a Fondo
Nuestro más sentido pésame a la industria financiera y bancaria porque un gran amigo de muchos, incluyendo la presente, falleció el pasado 31 de diciembre en Nueva York. John Donnely, el banquero internacional más mexicano, dejó huella entre muchos empresarios y financieros del país, porque, ante todo, sabía hacer amigos para hacer negocios, algo que hoy no abunda.
Entre el 12 y el 17 de enero se realiza en Detroit el Autoshow 2014 de Estados Unidos, el NAIAS, que concentrará los lanzamientos automotrices, justo en el mejor año de ventas en ese país. Una de las novedades no es automotriz, sino la presencia de la primera mujer CEO Global de una de las grandes armadoras.
Mary Barra sucederá a Dan Akerson como CEO de GM justo el 15 de enero, y de esa forma se convertirá en la primera mujer CEO en la historia de la industria automotriz, lo que ha sido un parteaguas no sólo en GM.
Por cierto, su historia es impresionante porque es absolutamente GM, inclusive en estudios, porque lo hizo en el Instituto de GM y quien coincidió fue Ernesto Hernández, el CEO de GM México. GM le reconoce internamente que durante los momentos más críticos -bajo el Chapter 11- el manejo del área de recursos humanos fue fundamental, y hoy la ágil estructura y de operación se le reconoce como su éxito y la razón por la que es capaz de manejar GM de cara al futuro.