El sonido de una decena de máquinas de coser y el repiquetear de las agujas inunda el taller de costura de un penal para mujeres de la Ciudad de México, donde ahora se elaboran diariamente cientos de mascarillas para afrontar la crisis del coronavirus.
En el Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla, una cuadrilla de 20 reclusas elaboran centenares de cubrebocas que ante la pandemia delCOVID-19 -que en México suma ya más de 200 casos- escasean en la capital del país.
La sinfonía de los aparatos y el sistema de trabajo en esta especie de maquiladora son la constante en un lugar que funge de área de aprendizaje, lugar de trabajo y espacio de libertad al que las mujeres se sienten orgullosas de pertenecer y al que todos los días acuden con ganas.