AGENCIA
Coahuila.- El diputado del Partido del Trabajo (PT) por Coahuila, Antonio Flores, conocido como Tony Flores, es el centro de una serie de polémicas que involucran corrupción, tráfico de influencias y una falta alarmante de control por parte de las autoridades. Tras recibir contratos millonarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y alardear de su ostentoso estilo de vida, el legislador ha expandido sus negocios con licencias aprobadas por el ayuntamiento de Múzquiz, presidido hasta el año pasado por su hermana, Tania Flores.
Minerales Don Chilo S.A. de C.V., la empresa de Tony Flores, acumuló contratos con la CFE por más de mil 160 millones de pesos entre 2020 y 2022, incluyendo uno de 935 millones en mayo de 2021. Estas adjudicaciones contrastan con la narrativa oficial del programa de compra de carbón, diseñado para apoyar a pequeños productores de la región carbonífera de Coahuila y eliminar intermediarios.
Además, la conducta del diputado ha generado indignación pública. En agosto de 2023, un video lo mostró repartiendo billetes de 500 y mil pesos a niños, mientras que en octubre exhibió un Lamborghini color guinda, el cual su hermana promocionó en redes sociales con comentarios despectivos hacia las críticas.
A pesar de estas controversias, la información sobre el legislador en la página oficial del Congreso de Coahuila está ausente, lo que subraya la opacidad en torno a su figura.
El escándalo no termina ahí. Tres días antes de dejar el cargo, el cabildo de Múzquiz, liderado por Tania Flores, aprobó 14 licencias comerciales para que su hermano operara un centro comercial, entre otros establecimientos. Este proyecto, anunciado por el propio Tony Flores en redes sociales, se suma a las denuncias previas contra Tania Flores por beneficiar a una empresa fantasma vinculada a su hermano.
Incluso la presidenta Claudia Sheinbaum, en octubre pasado, calificó como “inadecuados” los lujos de Flores y criticó la asignación de contratos gubernamentales a servidores públicos, subrayando que tales conductas son incompatibles con los principios de su movimiento.
El caso Tony Flores evidencia un patrón de corrupción y uso de influencias que no solo mina la credibilidad del PT, sino también del sistema político en su conjunto. La falta de acciones contundentes por parte de las autoridades refuerza un ambiente de impunidad que perjudica a la ciudadanía y beneficia a una élite que sigue operando sin rendir cuentas.