de la redacción
el buen tono
REGIÓN.- La infraestructura hídrica es una asignatura olvidada en la agenda de los alcaldes de la región, quienes prefieren destinar los fondos públicos a obras más visibles, como la pavimentación de calles, algunas no lo necesitan; en lugar de atender problemas críticos como la construcción de plantas tratadoras de aguas residuales y el mantenimiento de la red de distribución de agua potable.
En un contexto donde la carencia y el desperdicio de agua son cada vez más alarmantes, esta corrupción refleja falta de planeación y desinterés evidente en dar soluciones a uno de los problemas más urgentes para el bienestar de la población.
Los sistemas de distribución arrastran un rezago de varias décadas, lo que se traduce en fugas constantes y desperdicio de grandes cantidades de agua.
Afecta directamente a la ciudadanía, que padece cortes frecuentes y recibe un servicio insuficiente, sin embargo, a pesar de la gravedad, los alcaldes lo ignoran.
La construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, para evitar la contaminación y proteger el ambiente, queda relegada, en tanto, los gobiernos locales se enfocan en proyectos superficiales para la percepción inmediata, sin impacto duradero.
Además, la corrupción en el manejo del agua pasa porque algunos gobiernos optan por arrendar pipas a empresas de amigos o allegados, elevando costos para el erario sin ser una solución óptima.