De la Redacción
El Buen Tono
Alpatláhuac.- Como un ritual anual que perduró durante los últimos seis años, la comunidad de Ayahualulco, de la cabecera, y sus calles, se transformaron una vez más en una obra de arte efímera, adornadas con los tradicionales tapetes hechos de aserrín coloreado que se extendieron por al menos ocho kilómetros de distancia.
Se trata de una manifestación de la devoción y el arte de cientos de voluntarios católicos, que se unen desde un día antes del evento para comenzar con los trabajos de creación.
Sin embargo, los preparativos para pintar y recolectar el aserrín comienzan tres meses previos a la actividad.
El día culminante es el del Viacrucis, donde las personas recorren los tapetes, admirando la creatividad y la imaginación que plasman los artistas.
La muestra de creatividad, recuerda la pasión y muerte de Jesús en el Gólgota, donde fue crucificado, es un momento de reflexión y devoción para los participantes.
Los tapetes, además de ser una expresión artística, son una forma de mostrar la fe y devoción de la comunidad.
Cada año, estas obras efímeras se convierten en un punto de encuentro para los habitantes locales y visitantes que desean ser testigos de esta tradición única y colorida en la región cafetalera.