México, D.F.- El despliegue de policías federales para el combate del narcotráfico y el crimen organizado en el interior de la República Mexicana costó más de 7 mil millones de pesos sólo de enero a agosto de 2012, revelan documentos oficiales de la corporación en el denominado Libro Blanco de la institución.
De acuerdo con el presupuesto ejercido, se establece que el despliegue de los elementos federales en 16 estados del país, considerados de alto impacto delincuencial por el incremento de delitos que perjudican de manera directa a la población, provocó que el desplazamiento de los federales consumiera 60 por ciento del presupuesto de esa corporación, que fue de 14 mil millones de pesos en 2012.
Según el documento oficial, a los elementos federales les fueron asignados entre 400 y 500 pesos diarios por concepto de viáticos para alojamiento y comida, independientemente de su sueldo, mientras que para integrantes del Ejército mexicano y la Marina Armada de México la cifra ronda los 60 pesos, es decir, hasta siete veces más para los federales.
“Del presupuesto autorizado a la Policía Federal para el presente ejercicio, más de 60 por ciento se destinaron a cubrir el pago de servicios personales, del personal que se encuentra desplegado en todo el territorio nacional, por lo que se erogó un total de siete mil 106.3 millones de pesos en este rubro”, precisa dicho libro.
La diferencia entre lo que gasta un policía federal para mantenerse en una plaza diferente para la que fue contratado es abismal comparado con lo que se asigna por normatividad presupuestal a los miembros de las Fuerzas Armadas, según se establece en los estados de resultados de la Policía Federal, Secretaría de la Defensa Nacional, y Secretaría de Marina.
Los presupuestos asignados muestran que la operación de los elementos del Ejército y la Marina reciben un promedio de 60 pesos diarios más viáticos por participar en operaciones especiales o en contra del narcotráfico.
Esto contrasta también en el presupuesto donde se establece que los policías federales ocuparon hoteles y restaurantes para su estancia en los diversos estados de la República, muchos de ellos donde la noche costaba entre los 400 y 600 pesos diarios, mientras que los soldados habilitaban cocinas al aire libre para consumir alimentos, y por dormitorio establecían campamentos provisionales y dormían en el piso.
Agencias