De la Redacción
El Buen Tono
Fortín.- Gerardo Rosales Victoria no sólo demostró ser un alcalde corrupto, sino que su omisión ha costado vidas. Más del 32 por ciento de las denuncias que los ciudadanos han presentado contra el Ayuntamiento de Fortín están dirigidas a la Policía Municipal.
Abusos, extorsiones, detenciones arbitrarias y un comportamiento que raya en el terrorismo policial son constantes en la administración de este personaje, y él simplemente ha decidido no hacer nada.
Teniendo conocimiento de que más de una tercera parte de las quejas de los ciudadanos son por abusos de su Policía Municipal, Rosales Victoria no las atendió, no les dio importancia y las dejó en el olvido.
Ahora, su corrupción ha resultado en la muerte de un joven de 19 años a manos de sus agentes municipales.
Un alcalde que ignora sistemáticamente las denuncias contra su policía es un cómplice de los abusos.
Su corrupción lo convierte en responsable directo de esta tragedia, por incumplimiento de un deber legal, debe renunciar de inmediato, pero si no tiene la decencia de hacerlo, el Congreso del Estado tiene la obligación de destituirlo y sujeto a juicio penal por no haber dado curso a esas denuncias.
Luego, cita a una “rueda de prensa”, pero sólo a tres que le aplauden todo, por cuestión de billeteados, para que no le cuestionen nada.
Hoy, se le va a estrevistar a ver con qué justificación sale para no dar la cara. Es imposible que una autoridad siga en el cargo tras haber permitido que su Policía se convirtiera en un escuadrón de la muerte.
Los ciudadanos de Fortín no merecen un gobierno corrupto e indiferente.
