Washington.- Al hacer frente a las primeras filtraciones de Edward Snowden sobre el extenso aparato de espionaje del gobierno, el mensaje del presidente Barack Obama a los estadounidenses se resumió a esto: “confíen en mí”.
“Pienso que haciendo un balance, hemos establecido un proceso y un procedimiento con el que los estadounidenses deberían sentirse cómodos”, declaró Obama en junio, días después de que se diera a conocer que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) recolectaba datos telefónicos de millones de personas.
Pero las revelaciones siguieron surgiendo. Éstas retrataban un programa clandestino de espionaje que indiscriminadamente acumulaba registros telefónicos y de internet, y que también mantenía intervenidas las comunicaciones de líderes extranjeros considerados amigos, como la canciller alemana Angela Merkel.
Hoy, Obama dará a conocer un esperado borrador sobre el futuro de esas tareas. Sus cambios parecen ser un reconocimiento implícito de que la confianza que él cree que los estadounidenses tendrían en las operaciones de espionaje son inestables en el mejor de los casos.
Se prevé que el mandatario respalde la creación de un defensor público independiente ante la Corte de Vigilancia de Inteligencia Extranjera.
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