En un juicio que ha captado la atención de la opinión pública, Sarah Boone, de 47 años, fue declarada culpable de asesinato en segundo grado por la muerte de su pareja, Jorge Torres Jr., de 42 años. El veredicto, emitido por un jurado en Florida, marca el desenlace de un caso trágico y perturbador que se remonta a una noche de febrero de 2020.
Aquella noche, Boone y Torres, bajo los efectos del alcohol, iniciaron lo que ella describió como un “juego” en su apartamento. Boone sugirió a Torres esconderse dentro de una maleta como parte de una dinámica que, según ella, se fue tornando hostil. La acusada afirmó que decidió dejarlo encerrado en la maleta por temor a posibles agresiones, dadas sus supuestas experiencias pasadas de abuso con él.
Sin embargo, esta versión fue refutada contundentemente por la fiscalía. Como evidencia, el jurado escuchó escalofriantes grabaciones capturadas por el teléfono de Boone, donde Torres suplica desesperadamente por su vida desde dentro de la maleta. En los videos, lejos de ayudarlo, Boone responde con burlas y se ríe de sus súplicas. La fiscalía destacó que el tono despreocupado de Boone y sus acciones demostraban una intención deliberada de dejar a Torres atrapado.
Durante el juicio, Boone insistió en que pensó que Torres podría liberarse solo, e incluso alegó haberlo golpeado con un bate de béisbol cuando intentó sacar una mano de la maleta, según ella, por temor a que la atacara. Sin embargo, su declaración fue ampliamente criticada por el jurado y la fiscalía, quienes cuestionaron su relato y señalaron múltiples inconsistencias.
Además de las perturbadoras grabaciones, el juicio estuvo marcado por el comportamiento inusual de Boone a lo largo del proceso legal. La acusada cambió de abogado en nueve ocasiones y realizó solicitudes inusuales, como pedir que un profesional de maquillaje y peinado la arreglara para el juicio, lo que generó aún más críticas.
Finalmente, el jurado concluyó que el incidente fue mucho más que un “juego” que salió mal. Las grabaciones, las declaraciones inconsistentes y el aparente desprecio de Boone hacia la vida de su pareja inclinaron la balanza hacia un veredicto de culpabilidad. Con su condena, Sarah Boone deberá enfrentar las consecuencias de lo que muchos califican como un juego que se tornó mortal.