Orizaba.- La Diócesis de Orizaba concluyó el Año Jubilar de la Misericordia con una multitudinaria participación de los seis decanatos que la integran, con el paso por última vez de la Puerta Santa en la Catedral, encabezada por el obispo Eduardo Cervantes Merino, para dirigirse al Foro Orizaba, en donde se realizó la misa de Acción de Gracias y dar paso al Año de la Economía y el Trabajo, entregando la imagen de San José Obrero como nuevo signo para cada una de las parroquias.
Con figuras multicolores, representando a cada uno de los decanatos: Orizaba (blanco), Tequila (amarillo), Zongolica (rojo), Ixtaczoquitlán (verde), Fabril (azul) y Citlaltepec (naranja), es decir, asistieron 8 mil de 550 mil fieles católicos que integran la Diócesis, en el cierre jubilar, en donde el Obispo, previo a la procesión, hizo un llamado para que al concluir este año “siendo misericordiosos como el Padre”, por lo que se debe seguir aplicando lo que se reflexionó durante este tiempo.
“Nuestro Señor Jesucristo nos ha rescatado y nos ha hecho hijos de Dios, porque Él nos ama, Él no abandona a sus hijos, y hemos celebrado esa misericordia de Dios”, explicó.
Una vez hecho lo anterior, el Obispo se enfiló hacia el Foro Orizaba, con el apoyo de seis elementos de Protección Civil y de Tránsito municipal, quienes coadyuvaron en el desarrollo de este evento religioso, sin que se reportara algún contratiempo.
Los asistentes, con cantos y oraciones, agradecían al Señor de la Misericordia sus bendiciones y por dar apoyo al migrante, al que sufre, tiene hambre o sed, al que está en la cárcel, visitas a los enfermos y a todos aquellos que necesitan.
Durante la homilía, monseñor Eduardo Cervantes, además de clausurar el Año de la Misericordia, pidió a los creyentes crear un oasis de Misericordia y corregir al que se equivoca, enseñar al que no sabe leer, ayudar al que ha caído en las adicciones, entre otras actividades.
Además, llevó a cabo la entrega del nuevo año, enfocado a la Economía y el Trabajo, representado por San José Obrero, que fue entregado a cada una de las parroquias y rectorías, para iniciar su festividad.