Comunidades rurales de Fortín están en el olvido

Fortín.- Habitantes de las comunidades de Rancho San Basilio, Santa Martina, y San Camilo, de la congregación de Tlacotengo, señalaron encontrarse en el olvido desde que llegó Armel Cid al Gobierno de Fortín, por lo que se van a organizar para en los próximos días para ir hasta el Palacio municipal a exigirle a Lucio Otilio Flores, presidente en funciones, que volteen a ver sus abandonadas comunidades.

 

Dicen que luego de meses de mucha insistencia, en días pasados les mandaron una motoconformadora del Ayuntamiento a raspar una calle que se encuentra frente a la escuela. Sin embargo, lo mal hecho de este trabajo “provocó que en lugar de mejorar la calle empeorara, se hizo un lodazal el cual impide ahora el paso de vehículos pequeños”, pero no es lo único por lo que los habitantes de la comunidad se encuentran molestos. “Los niños salen limpios de la casa a la escuela, pero al pasar por todo el lodo llegan muy sucios, nosotros habíamos hecho el esfuerzo para regar grava, y ahora sin consultar hasta la grava levantaron, ese director Agustín García no tiene ni idea de lo que hace”.

 

Y hay más: “El agua es otro problema grave ya que comúnmente la tarifa llega muy alta mes con mes, pero ahora el agua nos la tandean, y a veces han pasado semanas en las que no nos cae una sola gota. Hemos ido a quejarnos y la única respuesta de Gabriel Sayeg es que si no nos gusta el servicio, que lo demos de baja, mostrando un total desinterés, y prepotencia”.

 

El cansancio de los pobladores de estas comunidades es notorio, cuando insisten en que: “Nosotros hemos ido a tomar el Palacio municipal, hemos reclamado, pero en ese Ayuntamiento no existe autoridad, para lo único que sirven es para dar largas, por eso le exigimos al señor Gobernador que intervenga al Gobierno municipal, que imponga un Gobierno desde la ciudad de Xalapa como lo hizo cuando gobernó el corrupto de Torrecilla, para que venga alguien que realmente quiera el bien de este municipio, no sólo esté aquí para robarnos y tratarnos mal, como si fuéramos ciudadanos de tercero o cuarta”.