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COMO LOS CELULARES

Superiberia

De su breve visita a la entidad, al presidente Enrique Peña Nieto le pasó como a los aparatos de telefonía celular cuando están en las rancherías: se quedó sin señal. Por eso,  aquellos que todavía añoran la vieja tradición de los mensajes cifrados para definir futuros electorales –tanto político como periodistas- se quedaron esperando el aviso críptico sobre la identidad del  candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura para el año venidero.  Aun cuando algunos se atrevieron a denominar al martes 10 de noviembre como el “Día D” –del destape o desahucio-, se cansaron de esperar la señal móvil.

 

Nada sucedió por el simple hecho de que la vieja ortodoxia priísta ya no funciona igual. Es verdad que la decisión sobre el abanderado del tricolor en el 2016 se tomará en el Distrito Federal salen sobrando las señales de humo –esas que interpretaban los que se presumen como iniciados en el antiguo lenguaje político-. Y sale sobrando porque en Veracruz el gobernante en turno perdió su lugar de influir en tal decisión así que la designación vendrá directa. Sin embargo, la nostalgia les puede a muchos acomedidos que inventaron escenarios con la bisutería.

 

Dijeron, a través espacios de opinión en la prensa, que Peña Nieto “saludó efusivamente” al gobernante en turno, Javier Duarte y éste se mostró contento, lo que es señal de que le dejará el manejo de la sucesión gubernamental. Aja sí.  Otros la hicieron a la cartomancia pero no leyeron las cartas del Tarot ¡¡sino las invitaciones al evento realizado en Coatepec!! -donde inauguró el conjunto científico-tecnológico Biomimic- para hacer su profecía sucesoria pues en dichas invitaciones   aparecían los senadores José y Héctor Yunes pero no el diputado federal, Erick Lagos 

Los primeros se sienten dueños de la nominación priista e incluso se han aventurado a repartirse  las próximas dos gubernaturas, la de dos y la de seis años. El tercero, Lagos Hernández, es el candidato de la fidelidad y palacio de gobierno al  que quieren meter con calzador en la terna en un intento de evadir la cárcel y prolongar el poder transexenal del impresentable.  Vaya, el colmo fue que otros acomedidos dijeron que como el secretario de Educación, Aurelio Nuño asistió al evento y no acudió Luis Videgaray, titular de Hacienda, entonces la “señal era inequívoca”: el candidato será el dirigente estatal del PRI, Alberto Silva.

 

Esto porque el tuxpeño  ha filtrado a la prensa ser el protegido del primer funcionario mientras que Videgaray lo es de Yunes Zorrilla. Tales son las predicciones de los nostálgicos del “destape” hecho por un presidente de la República pero al menos ayer no se dio por más que busquen leer las caras y los gestos. No obstante, tampoco se necesita conocer de nigromancia para ver lo evidente: salvo que en Los Pinos se quiera que el PRI acabe en tercer lugar de la votación en las elecciones del 2016 postularían al candidato de la fidelidad, Erick Lagos Hernández o algún otro personaje ligado al impresentable exgobernante. Tampoco se requiere ser un experto en el arte de la adivinación para saber que los priístas mejor posicionados –más bien los menos peores – son los senadores José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, en ese orden respecto a la preferencia medida entre los mismos militantes del tricolor.

 

De ahí que si el tricolor pretende competir realmente en el 2016 será con alguno de esos dos precandidatos aunque no garantizan  el triunfo electoral. Y no lo garantizan porque ambos están por debajo del panista Miguel Ángel Yunes Linares en las preferencias ciudadanas y también porque el PRI, como institución, también está debilitado frente al Partido Acción Nacional, de acuerdo a las mediciones demoscópicas que se tienen. Es decir, si las elecciones fueran en este momento no gana el PRI ni como partido ni los Yunes priístas como candidatos. Así de simple el panorama.

 

NO SON DE FIAR

 

Por si fuera poco, los dos precandidatos más aventajados que tiene el tricolor, Yunes Zorrilla y Yunes Landa no son personas de fiar pese a que se proclamen como grandes demócratas y críticos del régimen actual. Ambos fueron pactistas del 2010 y por lo tanto, los dos son  corresponsables del desastre que actualmente se tienen en la entidad porque decidieron, hace cinco años, de apoyar al  candidato que actualmente gobierna. A pesar de eso,  hoy se dicen distanciados pero hacen una crítica a medias tintas, con mensajes cifrados, en lugar de emitirla directa y sin tapujos.

 

Hoy le pegan a la marioneta con la intención de espantar al titiritero pero lo hacen porque intentan atajarles el camino electoral ya que  durante más de cuatro años guardaron un silencio cómplice.  Hoy señalan y acusan pero ¿por qué no lo hicieron en el 2011 cuando Duarte duplicó por vez primera la deuda estatal y  cuando comenzaron los asesinatos en serie de periodistas o cuando quemaron periódicos?. ¿Por qué quedaron callados en el 2012 cuando los grupos criminales volvieron a gozar del permiso para mandar en la entidad?.

 

¿Por qué callaron en el 2013 cuando era evidente el saqueo financiero y la parálisis en la obra pública y en los programas sociales?, ¿los Yunes no vieron la ola de desapariciones de jóvenes en el 2013, los latrocinios en las becas estudiantiles y pensiones de los jubilados?, y ¿qué hicieron en el 2014 cuando los empresarios reclamaban el pago de sus deudas, los campesinos exigían la liberación de apoyos desviados y el presupuesto educativo fue saqueado?

¿No vieron nada de eso y otras cosas peores que sucedía?. No lo hicieron  porque el gobierno de Duarte de Ochoa todavía no les afectaba sus intereses. Una vez que intentó cerrarles el paso al 2016, ambos Yunes se percataron- ¡ por fin!- que en Veracruz reinaba el caos y la corrupción. ¿Son confiables?. No, ni el uno ni el otro. No solo por sus devaneos y complacencias con la fidelidad y el duartismo sino porque en los recintos legislativos también demostraron que traicionan al pueblo sin pestañear. Lo hicieron avalando las reformas laboral, educativa y energética. ¡Imagínense lo que harán si se convierten en gobernadores!.

 

Afortunadamente ese escenario incierto, ya que como se dijo líneas arriba, si bien encabezan las encuestas entre sus correligionarios de partido, ninguno garantiza un triunfo electoral en el 2016 y salvo un fraude descomunal –que supere a los cometidos en el 2004 y el 2010 – podrían convertirse en gobernadores. Vaya que el tema del discurso político de los senadores Yunes es un asunto peculiar desde la teoría política y el marketing electoral. ¿Cuál es su principal activo para congraciarse con la militancia priísta y tal vez con la ciudadanía en general?. Volverse en contra del entuerto que ayudaron a construir: el gobierno duartista.

 

La única bandera publicitaria que les ha redituado es su distanciamiento con Duarte de Ochoa y el impresentable predecesor. Si no la tuviera, no tendrían la simpatía de los propios priístas y no estarían posicionados, en lo que cabe, dentro del imaginario colectivo como opciones viables para el 2016. Y ahí está el hecho social: los veracruzanos están tan urgidos de que se castigue a los ladrones que descuidan centrar su atención en las propuestas en rubros tan castigados como la economía, el desarrollo social, la educación, la cultura y otros.

 

¿Alguien ha escuchado una propuesta concreta y coherente sobre esos temas a Yunes Landa o Yunes Zorrilla?. No. Ambos recurren a los lugares comunes, a la retórica fácil y a las promesas de siempre. Son los clásicos políticos promete-de-todo y lo único que los hace atractivos electoralmente es su intención –que no promesa porque hasta en comprometerse son blandengues – de encarcelar al actual gobernante en turno, al innombrable predecesor y a otros funcionarios corruptos.

 

Fuera de eso no se les ha escuchado nada innovador ni que despierte la esperanza de que si llegan al poder estatal serán diferentes a los que ahora critican. El análisis frio los desnuda y arrastrando la fama de   pactistas y colaboracionistas de antaño, José Yunes y Héctor Yunes no son de fiar ni mucho menos representan el remedio para sanar a Veracruz.

 

TAMPOCO SON CONFIABLES

 

Mientras tanto, en la acera de enfrente ya se concretó uno de los temores de la fidelidad: la coalición electoral entre el PAN y el PRD aun cuando muchos de los perredistas firmantes –los rojos- también son de poco fiar.  Tal alianza se logró impedir en las elecciones del 2010 para la gubernatura y en los comicios del 2013 cuando se renovaron los 212 ayuntamientos y las 50 diputaciones en el congreso local. En ese año, 2013, el proyecto se llamaba “Gran Alianza por Ti” pero palacio de gobierno logró derribarla porque compró a los perredistas.

 

De ahí nació el llamado “PRD rojo” pues también lograron destituir al dirigente estatal,  el orizabeño Juan Vergel Pacheco y el impresentable exgobernante impuso al exalcalde de Ciudad Mendoza, Sergio Rodríguez Cortes,  como líder del sol azteca, uno de sus vasallos y así la fidelidad pasó a ser dueña de la franquicia amarilla. La historia es diferente en este proceso electoral pues  en esas paradojas y volteretas de intereses, el lunes pasado se confirmó la coalición PAN-PRD que se llama Frente Amplio Opositor, arropada por los mismos que la ‘reventaron’ en el 2013.  Claro el aterrizaje de la coalición en base a los acuerdos entre las dirigencias nacionales de ambos partidos no a nivel local.

 

Ahora que ya está la plataforma que puede generar la alternancia en el poder estatal,  tanto el cordobés Juan Bueno Torio como el diputado federal, Miguel Ángel Yunes Linares, posibles abanderados de esa coalición, deben cuidarse las espaldas de personajes como Rogelio Franco, Manuel Bernal y Sergio Rodríguez pues ellos siguen siendo empleados de la fidelidad. Su participación en la alianza opositora es obligada desde la Ciudad de México ya que si por ellos fuera con gusto corrían a hincarse ante el priísta que resulte designado como candidato a la gubernatura.

 

Peor aún, hay panistas que pueden hacer el papel de esquiroles como sucedió en la campaña electoral del 2010 con el exdirigente estatal del PAN, Alejandro Vázquez Cuevas, el líder del partido en ese momento, Enrique Cambranis  y el exalcalde porteño,  Julen Rementería, hoy diputado local,  que se volvieron infiltrados de la fidelidad para boicotear la campaña de Yunes Linares. No olviden que a Vázquez Cuevas el propio Yunes Linares lo corrió a cachetadas de su equipo de campaña. En resumidas cuentas, a esos panistas  junto con los perredistas Franco, Bernal y Rodríguez deben ponerlos bajo vigilancia y traerlos “a mecate corto”, como dicen los campesinos, porque de lo contrario son capaces de huir al monte fideliano.

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