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Clonación de mascotas: La nueva frontera de la ciencia en españa y sus desafíos morales

Superiberia

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Internacional.- En un giro sorprendente de la biotecnología, una clínica en Marbella, Málaga, se ha adentrado en el creciente mercado de la clonación de mascotas, una tendencia que ya ha ganado terreno en países como Estados Unidos, China y Corea del Sur. Aunque la técnica es completamente legal, plantea un dilema ético y moral significativo.

La historia de la clonación moderna comenzó en 1996 cuando un grupo de científicos del Instituto Roslin en Escocia logró clonar una oveja a partir de una célula adulta. Dolly, como se llamó a la oveja, marcó un hito en la ingeniería genética y abrió la puerta a nuevas posibilidades en la clonación de animales. Desde entonces, la clonación ha pasado de ser una curiosidad científica a una práctica relativamente común en el mundo de los camellos y caballos, y más recientemente, en mascotas.

Enrique Criado, embriólogo y director ejecutivo de Grupo OVO, que incluye la división Ovohorse para la clonación equina y Ovoclone para mascotas, explica que en España, el 15% de los animales domésticos están “humanizados”. “Hay gente que los quiere como hijos, es algo afectivo”, comenta Criado.

La clínica de Marbella se ha convertido en la primera en España en ofrecer la clonación de perros y gatos, un proceso que combina la alta tecnología con un debate ético. Para clonar una mascota, se extrae ADN de una muestra de tejido cutáneo, que puede obtenerse mientras el animal está vivo o inmediatamente después de su muerte. Este ADN se inserta en un óvulo de la misma especie, que luego se implanta en una hembra para desarrollar el embrión. El resultado es un animal con un 99,9% del material genético del original.

Sin embargo, clonar no garantiza la reproducción exacta del comportamiento o apariencia física del animal original. La nueva mascota tendrá una pequeña parte del genoma de la hembra que aportó el óvulo y estará influenciada por factores epigenéticos como el ambiente y la dieta, según Criado. Gemma Marfany, catedrática de Genética de la Universidad de Barcelona, advierte que la expectativa de obtener un animal idéntico al original puede llevar a desilusión, ya que, aunque se asemeje físicamente, cada animal tendrá su propio carácter y particularidades.

El proceso de clonación no es barato: clonar un perro cuesta alrededor de 55.000 euros y un gato, 50.000 euros. No obstante, la clínica ofrece una alternativa más económica: la congelación de la línea celular del animal por unos 3.000 euros, que permite la criopreservación de su genética indefinidamente.

Mientras la clonación de mascotas continúa avanzando y generando interés, la comunidad científica y el público en general se enfrentan a la cuestión fundamental de hasta qué punto es ético replicar vidas para satisfacer deseos personales, y qué implicaciones tiene esta tecnología para el bienestar animal.

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