Etimológicamente la palabra “ciclo” significa círculo. Y cuando usamos ese término nos referimos a todos aquellos eventos que tienen un punto que es, al mismo tiempo, el inicio y el final de una serie de sucesos que habrán de repetirse una y otra vez…
Así tenemos todos esos fenómenos que se presentan periódicamente en la Naturaleza como el Día y la Noche, las Estaciones del Año, el Ciclo del Agua, el Ciclo del Aire y -claro- el Ciclo de la Vida.
Incluso mientras vivimos vamos también pasando, por algunos ciclos naturales. Así iniciamos y terminamos cada una de las etapas de la existencia: la infancia bulliciosa, la adolescencia efervescente, la impetuosa juventud, la serena madurez y la vejez con sus nostálgicas remembranzas.
Pero, por el hecho de ser entes pensantes, no sólo nos suceden (por así decirlo) estos ciclos comunes a todos los que pertenecemos a la especie humana. Ya que por propia decisión, también vamos construyendo algunos otros círculos que nos permiten explorar la vida con diversas experiencias.
Esto último ocurre a partir de la primera juventud en adelante. Y así vamos eligiendo de entre un abanico de opciones, todos nuestros aciertos y todos nuestros errores. De tal manera que continuamente abrimos círculos que después tenemos que cerrar… o por lo menos, esto sería lo más
aconsejable.
Sin embargo, suele suceder que en determinadas temporadas como ésta, en la que está por terminar un año e iniciar otro -uno más de los ciclos que hemos adoptado-, la misma percepción que tenemos al respecto, nos conduce a mirar los diferentes puntos de algunos de esos círculos que hemos trazado -y por los que hemos transitado- en nuestro andar por la vida.
Ojalá que en tu análisis personal al final de este año (si es que te interesa o tienes el valor de hacerlo), puedas comprobar que has tenido el cuidado de cerrar armoniosamente aquellos círculos que anteriormente abriste, para poder abrir simbólicamente alguno(s) otro(s) con la tranquilidad que da el hecho de no dejar pendientes importantes tales como: promesas incumplidas, perdones no otorgados o anhelados reencuentros sin concretar.
Igualmente te deseo que inicies a los nuevos Círculos que elijas en estas fechas, liberándote del estorboso y perjudicial Síndrome del P.H.D.
¿Crees que “Podrías”? ¡Pues hazlo!
¿El “Hubiera”? ¡No existe! ¿Piensas que “Deberías”? Recuerda que si no puedes hacer lo quieres, puedes intentar querer lo que haces.
¡Que tus Círculos sean luminosos!