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Cien días

Superiberia

 

Mañana se contarán 100 días, los primeros del sexenio, los primeros de un México gobernado por el PRI tras 12 años de ausencia. Un partido que “aguantó” la alternancia en el Poder Ejecutivo y que, a pesar de los augurios, pudo mantenerse unido después de la pérdida del poder presidencial, y así, hasta recuperarlo en las mismas urnas en donde lo perdió. Complicado se pintó el panorama desde la noche del 1 de julio de 2012, cuando se anunció al ganador de la elección, pero todo, o al menos este primer centenar de días, ha resultado menos difícil de lo que se imaginaba.

Y es que el PRI con Enrique Peña Nieto a la cabeza, y según como lo hicieron oficial, el fin de semana pasado, regresó con lecciones aprendidas; ya el tiempo dirá si lo hicieron para bien o no. Lo que podemos ver de México, durante este cortísimo periodo de tiempo, es que el gobierno priista ha sabido entender su papel como cabeza de Estado, maniobró bien la firma del Pacto por México, puso escrita su convicción para las reformas y dejó la responsabilidad para cumplir con lo acordado en manos de los opositores. Funcionó bien y siendo evidente que los primeros en hablar de rupturas o faltas a lo firmado en el Castillo de Chapultepec, han sido el PAN y el PRD.

A eso se suma que, justamente, lograron concretar lo que el sexenio de Felipe Calderón les dejó pendiente, como una reforma laboral avalada en transición, pero que pisó tierra firme ya con ellos al frente. O una reforma educativa que se pensaba imposible, pero que se aprobó teniendo como cereza del pastel el mayor golpe mediático que hemos visto en los últimos años, como bien decía Genaro Lozano en su columna en Reforma, lo habríamos pensado en los años del PAN, no en los del PRI.

La detención —y todo lo que ha venido en consecuencia en el caso— de Elba Esther Gordillo se convierte en la señal de que este gobierno no se va a tentar el corazón por nadie. Faltará, como hemos descrito aquí, que se sigan con la lista de los que se piensan “intocables”, para que esto pase de ser un golpe mediático —poderoso, eso sí— a una poderosa campaña anticorrupción. A los pocos días de la detención de Maquiaelba se aprobó en el Congreso, la eliminación del infamemente utilizado fuero constitucional, lo que abre las puertas para que otros casos de gorda corrupción puedan ser perseguidos y castigados sin la protección de leyes caducas y a todas luces ya improcedentes.

En estos cien días, el gobierno de Enrique Peña Nieto también se ha confiado en sus estrategias. Como en la que se refiere a la seguridad. Bajarle el volumen al discurso sobre violencia y crimen organizado ha sido hasta hoy el único cambio que han hecho en esa materia. Evidentemente, eso no hace que la violencia desaparezca, el narco sigue matando gente, el Ejército sigue patrullando los mismos lugares, los ciudadanos siguen teniendo miedo… y es que es lógico pensar que hasta que no se vean los primeros cambios en la estrategia, lo que pareciera es que el tema de la seguridad no se está atendiendo como es debido. Y así lo dejaba entrever la encuesta publicada hace dos días por Parametría.

No le ha ido mal al gobierno federal en estos, sus primeros 100 días. Es más, le ha ido bien, o por lo menos, mejor de lo que se esperaba. Pero será hasta la llegada de la elección intermedia, cuando veamos con mejor perspectiva hacia dónde se encaminó el gobierno de Enrique Peña Nieto… y es que será ahí, cuando el electorado y la oposición tendrán con qué premiar o castigar a su gobierno. Pero al final, de eso se trata ésta o cualquier otra democracia.

Addendum. En la última semana, he escuchado su voz, más que la de cualquier otro ser humano. Ya es Presidente de Venezuela, pero a todo esto: ¿Quién es Nicolás Maduro? Maduro mucho diente enseñó en el servicio que despidió a su “comandante”, se le veía tal como si fuera el viudo de Chávez. Casado con la procuradora General de Venezuela, fue conductor del Metro de Caracas y hasta dirigió el sindicato de ese gremio… llega a la Presidencia venezolana como parte de la herencia de Chávez… aunque nadie haya votado por él, como lo dijo Henrique Capriles ayer mismo… la primera herencia chavista es, justamente, la de privilegiar al poder centralizado… ¿Cuándo empezará la primera conjura, no de la oposición, sino de los propios chavistas para deshacerse de Maduro?

 

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