Agencias
Xalapa.- Caro le salió a Miguel Ángel Yunes Linares enseñar a sus hijos a ser políticos mañosos y ladrones; ahora, por su culpa, Miguel Ángel Yunes Márquez, alias Chiquiyunes, está con un pie en la cárcel, y todo por organizarle las gritonizas que le mandó a dar a la hoy gobernadora electa, Rocío Nahle, en el café la parroquia del puerto de Veracruz.
Cabe recordar que a Morales Lechuga le hizo lo mismo en la época de Chirinos, cuando el ex fiscal general de la República, vino a Poza Rica para hacer actos de campaña porque quería ser gobernador, y Yunes le mandó a un grupo de travestis a reventarle su acto de campaña.
Pero no tarda mucho la Fiscalía en mandar a traer a declarar a Miguel Ángel Yunes por toda la carpeta azul plagada de raterías en su paso por el gobierno estatal, federal y municipal.
Yunes Linares había mantenido bajo control a la fiscal del estado, Verónica Hernández Giadáns, para que no actuara y tuviera sus denuncias y las de sus hijos archivadas.
La fiscal, encargada de “procurar la justicia en el estado”, no actuaba contra de ellos por órdenes de su “amigo” Patrocinio Cisneros, “Bola 8”, ex secretario de Gobierno.
Ahora, con la presión de la gobernadora electa y el actual gobernador, la fiscal protectora de los Yunes no tuvo más remedio que actuar contra esa familia que se sentía intocable y bravucona.
