AGENCIA
Chihuahua.- Ante la amenaza de deportaciones masivas por parte del próximo gobierno de Donald Trump, la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, ha declarado que su estado no será un “santuario para migrantes”, argumentando la falta de recursos y el riesgo de crisis de inseguridad debido al tráfico de personas.
La gobernadora aseguró que Chihuahua dará un trato digno a los migrantes, pero únicamente en tránsito. Está dispuesta a facilitar transporte, incluyendo autobuses y aviones, para que los deportados puedan continuar su camino. Sin embargo, enfatizó que no permitirá su permanencia en el estado.
“No podemos volvernos un estado santuario porque tenemos muchas necesidades, como en la Sierra Tarahumara y Ciudad Juárez”, dijo Campos en entrevista, destacando la prioridad de atender a los habitantes de la entidad.
Con una frontera de 630 kilómetros con Estados Unidos, Chihuahua ya comenzó a prepararse revisando los 31 albergues disponibles en el estado y fortaleciendo las medidas de protección civil e infraestructura. El gobierno destina cerca de cinco millones de pesos mensuales para atender las necesidades básicas de los migrantes, como salud, alimentación y vestimenta.
La gobernadora subrayó que la migración también afecta a los residentes locales. En Ciudad Juárez, el 15 por ciento (%) de la población vive en pobreza alimentaria, mientras que en la Sierra Tarahumara persisten problemas de desnutrición y pobreza urbana.
Maru Campos advirtió sobre el incremento del tráfico de personas como una actividad lucrativa para el crimen organizado, incluso más rentable que el narcotráfico. “Es un riesgo latente para los migrantes ser usados por el crimen organizado. Es un tema muy delicado”, afirmó.
La inseguridad derivada de la migración masiva podría exacerbar la violencia en un estado donde ya operan bandas criminales que obtienen millonarias ganancias del tráfico humano.
La gobernadora también destacó el impacto económico de la crisis migratoria. Recordó que, tras los cierres parciales en la frontera texana en septiembre, las pérdidas alcanzaron los 2 mil millones de dólares, afectando especialmente a la industria manufacturera.
El mensaje de Maru Campos es claro: Chihuahua dará paso a los migrantes, pero no se convertirá en un refugio permanente. “Garantizamos un tránsito seguro y digno, pero debemos evitar que se queden en el estado para proteger a nuestros ciudadanos y a los propios migrantes”, concluyó.