AGENCIA
Nacional.- En el corazón del Bosque de Chapultepec, arqueólogos han desenterrado un cementerio olvidado que data del siglo XVI, apenas unas décadas después de la caída de Tenochtitlán en 1521. Este hallazgo, que incluye los restos de 21 individuos, ofrece una ventana única al entrelazamiento cultural entre los mexicas y los españoles durante los primeros años del virreinato.
Los esqueletos encontrados corresponden a niños, adultos y ancianos, enterrados en un contexto que refleja el choque y la fusión de tradiciones religiosas. Algunos cuerpos presentan entierros cristianos, con los brazos cruzados en el pecho, una práctica común en la Europa de la época. Sin embargo, otros conservan elementos propios de las tradiciones indígenas, como navajas de obsidiana y piedras rituales, símbolos de las creencias mexicas.
Este contraste sugiere que los entierros ocurrieron en un periodo de transición cultural, cuando los pueblos originarios comenzaron a adoptar prácticas cristianas bajo la imposición colonial, mientras mantenían elementos de su cosmovisión.
Chapultepec, conocido como “el cerro del chapulín”, fue un lugar de gran significado espiritual para los mexicas, utilizado como residencia de tlatoanis, espacio ceremonial y fuente de agua sagrada. El descubrimiento de este cementerio añade un capítulo más a su rica historia, mostrando cómo el sitio continuó siendo relevante incluso tras la llegada de los conquistadores.
Los arqueólogos destacan que el hallazgo confirma la importancia de Chapultepec no solo como un lugar sagrado prehispánico, sino también como un escenario clave en los primeros años de la Nueva España.
El trabajo arqueológico en el Bosque de Chapultepec no solo implica desenterrar restos humanos, sino también interpretar los vestigios culturales en un contexto histórico complejo. Las herramientas de obsidiana y las piedras rituales halladas junto a algunos esqueletos, por ejemplo, son evidencia de que la resistencia cultural persistió a pesar de la presión por adoptar nuevas prácticas religiosas.
Además, el descubrimiento plantea interrogantes sobre la coexistencia y las tensiones entre las comunidades indígenas y los colonizadores en un momento en que las estructuras sociales y religiosas estaban en plena transformación.
El cementerio del siglo XVI en Chapultepec no solo nos acerca a las personas que vivieron en una época de cambio radical, sino que también nos invita a reflexionar sobre cómo las culturas mexica y española se entrelazaron para dar forma a la identidad de la Nueva España.
Con cada nuevo hallazgo, el Bosque de Chapultepec sigue revelando secretos que enriquecen nuestra comprensión de México y de las raíces de su mestizaje cultural, recordándonos que la historia está siempre a flor de tierra, esperando ser descubierta.
