Zongolica.- Con la presencia de pocos indígenas y decenas de funcionarios o “personalidades”, como fueron anunciadas, se celebró el Día Internacional de los Pueblos lndígenas.
El evento se distinguió por la práctica de rituales en “honor” a los servidores públicos, sin que se privilegiara a los habitantes de los pueblos originarios.
Con media hora de retraso, debido a la tardanza de la titular del Instituto Veracruzano de Asuntos Indígenas, María Angélica Méndez Margarito, dio inicio la reunión con mensajes en los idiomas predominantes de las zonas serranas de la Entidad, representadas por los encargados de dar la bienvenida, traídos desde Tantoyuca, Papantla, Uxpanapa y Zongolica.
Luego del saludo, la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) Indira Rosales San Román, la directora del IVAIS, seis representantes de diversos sectores políticos, seis presidentes municipales en funciones y varios electos, recibieron los honores que se les brindan a los visitantes importantes con el tradicional ritual denominado Xochicoscatl, los niños bailaron y coronaron a los funcionarios, como si ellos fueran el centro de la celebración.
“Los problemas de nuestros pueblos no se van a resolver solos, requieren la unión de todos los sectores de la sociedad. Hago un llamado a las autoridades de todos los niveles para cumplir con las necesidades en materia de equidad de género, infraestructura y cultura, entre otros temas urgentes. Debemos reflexionar dónde estamos y hacia dónde vamos, pues somos el orgullo de esta Nación”, expresó Méndez Margarito en su mensaje.
Por su lado, en su intervención, la responsable de Sedesol habló sobre las diferencias de la Sierra con las zonas urbanas, destacando sus paisajes, cultura e identidad propia, compartiendo la necesidad de adaptar los programas y políticas públicas de acuerdo a las formas de vida, formas de pensar y de relacionarse con los demás habitantes de pueblos originarios.
En el salón, apenas podían contarse una veintena de indígenas, la mayoría en una exposición artesanal y gastronómica que sirvió para que los visitantes “distinguidos” degustaran las riquezas culinarias ancestrales.
Luego de dos horas, iniciaron ponencias en torno a este sector flagelado por la pobreza y marginación, en las que ya no pudo apreciarse a ninguna autoridad, pues fueron a comer en privado.
