Córdoba.- La pareja formada por Dolores Limón Galindo y Mauricio Martínez Granados, de 76 y 72 años, recibieron ayer la bendición del obispo Eduardo Patiño Leal, al cumplir 50 años de casados. Tuvieron cuatro hijos, de los cuales el menor es el sacerdote y bombero Oscar Fabricio.
Durante la misa que ofició el Obispo con motivo de la Navidad, bendijo a la pareja, al renovar sus votos, por el Aniversario de su boda, haciendo de nueva cuenta el compromiso de amarse y respetarse en lo próspero y en la adversidad.
La pareja, se presentó en compañía de sus hijos: Rosa Isaura, Edith Patricia y el sacerdote Oscar Fabricio, mientras que quien no estuvo presente fue Hugo Mauricio, por encontrarse en San Luis Potosí.
“Se trata de algo que ni pensaba, llegar a esta edad, pero todo es obra de Dios, quien nos regaló a cinco hijos, y aunque a uno me lo pidió para que fuera su ángel, el más pequeño es sacerdote”, dijo la mujer, emocionada.
Por su parte, Don Mauricio contó que ellos se conocieron cuando él tenía 22 años y ella 26, porque los dos trabajaban en ingenios.
Él era contador y había ingresado a trabajar al ingenio La Providencia, en el municipio de Cuichapa, mientras que ella laboraba en el ingenio El Carmen, en la comunidad de Cuautlapan, Ixtaczoquitlán. Cuenta que “nos conocimos por teléfono, porque yo estaba en mi oficina en el Departamento de Campo, donde había un radio de comunicación y escuché la voz de ella, cuando le reportaba algún aviso a la oficina central que estaba en Córdoba”.
También emocionado, narra que “un día que me mandaron hasta el último escritorio de la oficina, mientras lo estaba limpiando, escuché la vocecita y me pareció una joven responsable, educada y trabajadora, y por eso me gustó”.
Fue un año y medio el que se llevó investigando quién era esa persona, “cómo se llamaba, si era soltera, si tenía novio” y cuando fue cambiado de plaza para las oficinas centrales de Córdoba, en el radio de frecuencia volvió a oír la voz, quedándose perplejo.
Al verlo una de sus compañera le preguntó qué le pasaba, y él le platicó que esa voz siempre la escuchaba y le gustaba, pero que ya sabía que la joven se llamaba Lolis, y que ya sabía que era soltera y sin compromiso, lo que bastó para que su compañera le llamara por teléfono, diciéndole que ahí tenía un admirador, y los presentó, por lo que después lograron conocerse y se casaron.
La pareja le dio gracias a Dios por sus 50 años de matrimonio y por sus hijos y nietos, que coincidieron son una bendición, ya que tienen una hermosa familia.