Orizaba.- El presbítero Lidio Limón López nació el 3 de agosto de 1956 en el municipio de Rafael Delgado, Veracruz. Creció en medio de milpas y el seno de una familia cristiana. Antes de ser sacerdote laboró durante su adolescencia en la cervecería Moctezuma de Orizaba. Cumplió 25 años como sacerdote, y por ello, el obispo Eduardo Cervantes presidió sus Bodas de Plata Sacerdotales en la parroquia de Santa Gertrudis.
Recuerda que en octubre de 1973 hizo su Cursillo de Cristiandad y entonces conoció al Padre Francisco Aguilera, con quien inició el camino Neocatecumenal en octubre de 1975.
“De este camino fui electo catequista y en 1979 me inicié como catequista itinerante en el Neocatecumenado y así, después de evangelizar en la Diócesis de Tuxpan, San Andrés Tuxtla y la Arquidiócesis de Guadalajara, cinco años evangelizando fueron necesarios para que Dios dominara mi terquedad, acepté el llamado al Seminario y en septiembre de 1981 ingresé al Seminario Interdiocesano de Xalapa”.
“La vida de dos pastores fue lo que me ayudó a decidirme: el Padre Francisco Aguilera y Monseñor Sergio Obeso, a quienes he admirado por su dedicación pastoral. Fue una decisión difícil, tenía mucho miedo, ya que me era muy difícil estudiar, y después de trabajar como obrero cervecero sentía que el sacerdocio no era para mí”.
Con el apoyo del Padre Aguilera ingresó al Seminario formándose para el Oratorio de Orizaba en septiembre de 1981, terminó los estudios de Filosofía en 1985; en ese año inició estudios de Teología; en 1997 los padres del Oratorio de Monterey, California, lo invitaron a seguir su preparación en Estados Unidos. Ese año suspendió sus estudios eclesiásticos para aprender inglés en la Ciudad de Monterey, California; en septiembre de 1988 ingresó al Instituto Gradute Theological Union (GTU) en la Ciudad de Berkeley, donde se graduó con el título de Maestría en Teología en el verano de 1991; ese año ingresó a la Universidad de San Francisco con los Padres Jesuitas en la Ciudad de San Francisco y terminó una maestría en Pedagogía Religiosa en 1994.
“Fui Ordenado diácono el 26 de mayo de 1991 en la Ciudad de México y ordenado presbítero el 22 de febrero de 1992 en la Parroquia de San Francisco Xavier, Diócesis de Monterey”.
Fue asignado Director de la Pastoral Hispana en el Decanato de Monterey en esa Diócesis, en 1997 tomó a su cargo la Parroquia del Sagrado Corazón en Campo Militar Fort Ord (Centro de California) y Director de Pastoral Profética en la parroquia de su ordenación.
A inicios de 2003 solicitó su ingreso a la Diócesis de Orizaba con Monseñor Hipólito Reyes, quien benévolamente lo admitió en marzo de ese año. “Fui asignado como vicario parroquial de Santa Rosa, Ciudad Mendoza y en enero de 2005 como párroco de la parroquia de Tehuipango”.
En febrero de 2016 fue nombrado párroco de Santa Gertrudis.
“El ministerio sacerdotal es un reto de fe, en Estados Unidos realizamos un ministerio con muchos apoyando a los hermanos migrantes frente a la discriminación. Durante los 90 la Iglesia Católica de los Estados Unidos no permitía promover la Pastoral Hispana, cosa que tuvimos que confrontar los sacerdotes hispanos que trabajábamos allá; la situación de violencia y la proliferación de las pandillas ha sido un reto pastoral; Dios me permitió realizar un plan pastoral para trabajar con pandilleros del Centro de California y readaptar a muchos jóvenes que habían caído en la delincuencia y el narco, ministerio que nos trajo muchos problemas, pero valió la pena todo el esfuerzo”.
“En noviembre de 2004 Monseñor Hipólito me pidió que lo ayudara en Tehuipango, el párroco anterior me decía que no había ni para comer. En realidad, en 2005 la asistencia a misa dominical en este lugar era de unas 300 personas con una colecta dominical de 250 pesos, que se le quedaban a los mayordomos. “En Santa Gertrudis, después de un año de trabajo estamos impulsando la Misión Permanente y listos para realizar un plan pastoral en la parroquia”.
“En 25 años de sacerdocio nunca ha faltado la Cruz, pero tampoco ha faltado un Ángel de la Guarda que me asista en los momentos difíciles. Gracias a Dios y a todos los que han sido parte de esta labor de Dios; en mi vida sacerdotal llegamos a 25 años”.
¡Enhorabuena por sus Bodas de Plata Sacerdotales Padre Lidio, Dios lo colme de bendiciones y lo llene siempre de su Santo Amor!