Por: Andrés Timoteo / columnista
CÁTEDRA DE CINISMO
La exlideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo no enmascara su rencor contra el peñismo que la “encarceló” -entre comillas porque nunca estuvo en una celda- durante cinco años y ahora va por la revancha: a rehacerse del control del magisterio oficialista y a cobrar facturas políticas a quienes considera “traidores”.
Lo hará bajo el aura morenista como parte del pacto hecho con el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, quien estará jugando a dos bandos, ya que por un lado se apoyó en el magisterio disidente que representa la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y por el otro en el sindicalismo charro y corrompido que representa Gordillo. Morales quien busca recuperar fueros.
El pronunciamiento ante la prensa que hizo Gordillo el lunes pasado fue una catedra de cinismo ya que siendo uno de los personajes que ha encarnado la corrupción en las últimas décadas en el país, se dijo perseguida política, traicionada, acosada y vejada. Vaya, hasta se comparó con los maestros que están a diario en la escuela y dio a entender que lo que le hicieron fue un agravio a la comunidad magisterial en general.
Nada más le faltó decir: “El magisterio soy yo”. Es más, emitió una frase que resume lo que piensa: “Recuperé mi libertad y la reforma educativa se cayó”, dando a entender que su liberación va concatenada a la restauración de los derechos de miles de maestros en el tema laboral y educativo. Una mentira enorme. La señora es una truhana y su encarcelamiento fue por desencuentros con el poder al que siempre sirvió no por ser un dechado de rectitud.
Su prisión fue un ajuste de cuentas entre la cleptocracia a cuyos pies puso al magisterio sentista desde siempre. Gordillo convirtió a los maestros en operadores electorales, facilitó el fraude electoral del 2006, llevó tajadas de poder con el genocida Felipe Calderón, al igual que lo hizo en el sexenio de Vicente Fox. En lo personal, ella se hizo multimillonaria con las cuotas de los profesores y los favores políticos que hacía a nombre del magisterio.
Nunca tuvo amor ni por México ni por los maestros ni por los niños ni por la educación libre, laica y gratuita, como lo canturreó ayer. Eso fue parte de la retórica al calor de la coyuntura política y del pacto con el lopezobradorismo que le dispensará cuotas políticas. La más inmediata es recuperar la dirigencia del SNTE y para eso inició ayer mismo la andanada contra el actual presidente del sindicato oficialista, Juan Díaz de la Torre a quien definió -sin nombrarlo- como “traidor.
Dijo que “los que debieron defenderlos, nos traicionaron” y que el SNTE está en “como nunca antes (sic) una fase de autodestrucción y en cada escuela se percibe la crisis sindical”. El SNTE es su primera tirada, apoyada por el nuevo presidente del país. Nada nuevo bajo el sol, es la repetición del viejo juego del poder y la colusión entre la Presidencia de la República y el sindicalismo charro.
MAGISTERIO MAPACHIL
El mismo lunes, López Obrador fue cuestionado sobre la maestra Gordillo durante la conferencia de prensa que ofreció junto con Enrique Peña Nieto tras un encuentro en palacio nacional. El tabasqueño negó que Gordillo Morales vaya a formar parte de su gabinete, pero se rehusó a hablar de los cotos de poder que le dispensará.
Señaló, cantinfleando, que la exlideresa tiene a salvo sus derechos políticos y laborales y les serán respetados, que no va a intervenir en la vida interna de los sindicados aún cuando pondera que la democracia debe llegar a ellos. Y no dijo más, le quedó a deber a la CNTE y a todos los que han luchado durante años para combatir al caciquismo sindical de Elba Esther Gordillo.
Eso sí, López Obrador reiteró que la reforma educativa impulsada por Peña Nieto será revertida y entrará en vigor un nuevo esquema legal para la educación, pero que se integrará tomando en cuenta la opinión de maestros y padres de familia. Por lo menos es algo que sigue en pie en el proyecto de nación del presidente entrante que día a día cambia conforme se acerca la toma de posesión.
Durante su encuentro con la prensa, Elba Esther Gordillo estuvo acompañada de un puñado de incondicionales que mantuvieron su lealtad pese a la desgracia política. Entre ellos el huatusqueño Rafael Ochoa Guzmán, quien será diputado federal por Morena. La propia Gordillo se ha referido a Ochoa como su “compañero de batallas”, pues no sólo fue el secretario general del SNTE durante un tramo de su poderío, sino que ha sido lacayo siempre en cuestiones de maniobras político-electorales.
Ochoa Guzmán fue parte de las famosas Redes Progresistas que operaron a favor de López Obrador con los maestros del SNTE que todavía le son incondicionales al gordillismo. Ahora, según se sabe, Ochoa y Gordillo van de nueva cuenta a tratar de reorganizar la red de maestros-mapaches para lo que se ofrezca en un futuro en cuanto a votos corporativos. Nada nuevo, ya se dijo.
Lo que si no podrán recuperar es el Partido Nueva Alianza (Panal) quien está a punto de ser extinto. En la elección del primero de julio el Panal no alcanzó el 3 por ciento de la votación general por lo que perderá su registro. Hoy miércoles, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) extendería el ‘certificado de defunción’ de ese partido -y también del Partido Encuentro Social (PES) que está en las mismas condiciones-.
Los magistrados de ese organismo deberán concluir el desahogo de juicios interpuestos por todos los partidos y actores políticos respecto a la pasada elección, terminar con la asignación de diputaciones y senadurías plurinominales y así dar por concluido el proceso electoral en cuanto a la calificación de los votos.
Horas antes, el TEPJF revocó varios fallos de sus salas regionales para recuento de votos en algunos distritos, una de las maniobras de los dirigentes del Panal para tratar de reunir los 100 mil votos que les faltan y alcanzar los tres puntos porcentuales. Todo indica que Nueva Alianza se irá al basurero de la historia y entonces la maestra Elba Esther Gordillo tendrá que inventarse un nuevo partido político de maestros-mapaches.
¿FIN DEL PARTIDO DE ESTADO?
La bestia prehistórica está herida y los raptores van por sus despojos. El Revolucionario Institucional va cuesta abajo en su rodada tras el mayor descalabro que sufrió el pasado primero de julio. Ahora se prepara para una renovación urgente, zurcir los andrajos y nombrar al quinto dirigente nacional en un sólo período estatutario, el vigente 2015-2019.
Para lo anterior, se realizó un consejo nacional para emitir la convocatoria que renueve la dirigencia nacional. No hubo sorpresas, la actual dirigente sustituta, Claudia Ruiz Massieu, sobrina del expresidente Carlos Salinas de Gortari, fue la única aspirante inscrita, acompañada por el gobernador saliente de Yucatán, Rolando Zapata, como aspirante a la Secretaría General.
En el priismo ven la tempestad y no se hincan, pues vienen saliendo de un descalabro electoral por las imposiciones y ahora vuelven a imponer a los dirigentes. Ellos serían electos en una asamblea a celebrarse en octubre y encabezarán una dirigencia de transición, pues en el 2019 tendrá que elegirse un nuevo Comité Ejecutivo Nacional para el periodo estatutario 2019-2014.
Prometen, eso sí, que para la asamblea electiva del próximo año se podría realizar una votación abierta a todos los militantes, no sólo a consejeros. Vaya asunto complicado, porque todos saben que la democracia es el veneno para el PRI. En fin, pese a los ajustes para tratar de salvar la barca tricolor, la agonía seguirá y muchos aseguran que ya se acabó el toque que lo llevó a acuerpar lo que el escritor peruano Mario Vargas Llosa definió como “la dictadura perfecta” que dominó a México por ocho décadas.
Hay quienes ya lanzan al viento que se acabó el partido de Estado, esa maquinaria para proveer de ocupantes a Los Pinos y ahora, el PRI tiene el reto para sobrevivir como instituto político desde la oposición con muy escasas posibilidades de retornar al poder público a corto plazo. Claro, eso de la extinción del Partido de Estado es algo relativo, ya que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) está listo para ocupar ese lugar.
Diseñado para llevar a López Obrador al poder y hacerlo líder del partido y del gobierno a la vez, Morena se encamina a ser un clon del tricolor, pero con mayor peligrosidad si no hay acotaciones legales y ciudadanas. Esto no sólo porque tiene como líder máximo a un caudillo sino a una familia. En Morena nada se decide si no lo aprueba López Obrador o sus hijos.
Entonces, se encamina a convertirse en el nuevo instrumento partidista del presidencialismo absoluto y familiar. Tal es la peligrosidad, el priismo ensayaba la institucionalidad, Morena el poder filial. ¿El PRInosaurio se extinguirá? No, dicen los observadores. Ya evolucionó, cambió de piel y escondió las garras y los dientes… por el momento.
Mientras tanto, a nivel estatal el aun dirigente priista Américo Zúñiga anunció que se va del cargo el mes de octubre, que no buscará mantenerse en el mismo como lo hizo su antecesor Amadeo Flores Espinoza tras la derrota del 2016. Es por lo menos una decisión aceptable, aunque los raptores del partido ya están rondando para quedarse con los despojos, como se dijo al inicio.
Se sabe que los grupos que lideran el innombrable y el todavía senador, Héctor Yunes Landa, pretenden quedarse con el tricolor veracruzano. El impresentable exgobernante impulsa a Antonio Benítez Lucho, exdelegado del IMSS y del ISSSTE durante años, para convertirse en dirigente estatal del partido. Benítez Lucho siempre ha sido incondicional y cómplice del innombrable en toda clase de chanchullos.
En tanto, Yunes Landa envió a su compadre Juan Carlos Molina Palacios, dirigente de la CNC estatal y a su personero, Jorge Moreno Salinas, quien será diputado local plurinominal, a buscar el mismo cargo directivo. Le urge hacerse del tricolor para seguir negociando prebendas económicas y políticas. Pobre PRI, mal, de malas y con los peores, como se dijo en un texto anterior.
