El nombre de la isla de Clipperton, es el apellido de un famoso pirata inglés que dicen que la usaba como escondite y base de operaciones a principios del siglo XVIII.
Pero muchos en México desconocen su existencia, la larga disputa internacional por su soberanía y la trágica historia de la que fue escenario.
finalmente Francia se quedara con la isla, en el siglo XX, por decisión de un rey italiano.
Desde el aire Clipperton parece un paraíso de vivos colores.
Es un cinturón blanco de arena de coral que destaca sobre el azul del océano y encierra una laguna de agua esmeralda.
Vivir allí debió de ser un infierno, “pero un infierno absoluto”, le dijo a BBC Mundo el investigador especializado en ecología marina Enrique Ballesteros, que se ha sumergido en aguas de todo el mundo, incluidas las de la laguna de Clipperton, cerradas al mar, malolientes y salobres, llenas de algas y bacterias pero desiertas de peces.
La isla está rodeada por una gran barrera coralina que hace extremadamente difícil y peligroso el acceso en barco.
Además de algunos grupos de palmeras, lo único que destaca sobre la línea totalmente plana de arena es una gran roca volcánica de unos 28 metros de alto.
Sobre esa roca, a principios del siglo XX los mexicanos pusieron a funcionar un faro.
Y en una cabaña aislada, a los pies de esa roca agujereada por cuevas y pasadizos, pasó días y noches Victoriano Álvarez, el guardián del faro, que acabó perdiendo la razón.
La determinación del capitán Arnaud y su guarnición, que acabaron dando la vida por proteger los intereses soberanos de México, no lograron impedir que al final Francia se quedara con Clipperton.
Los franceses, de hecho, ya se habían anexado unilateralmente en 1858 la que entonces llamaban isla de la Pasión, pero los mexicanos no se enteraron hasta casi 40 años después, en 1897.