De la Redacción
El Buen Tono
Región.- La carretera Córdoba-Veracruz, administrada por Caminos y Puentes Federales (Capufe), se ha convertido en un símbolo de todo lo que está mal con la gestión de infraestructura en México.
Lo que debería ser una autopista rápida y eficiente, por la cual los usuarios pagan costosas tarifas de peaje, se ha transformado en un verdadero infierno vial, donde embotellamientos interminables, obras mal planeadas y una gestión ineficiente, convierten cada trayecto en una odisea.
Tras el reciente retiro del “tapón del Metlac,” los problemas de tráfico simplemente se han desplazado hacia otros puntos críticos; ahora, en el tramo antes de La Tinaja, los conductores enfrentan embotellamientos prolongados y un caos vehicular que los deja atrapados durante horas.
En días recientes, los conductores reportaron tiempos de espera de hasta una hora en un primer embotellamiento, sólo para enfrentarse luego a un bloqueo de dos horas más en la última caseta de cobro.
Este tramo, que en teoría debería permitir una circulación rápida, se ha vuelto una trampa inescapable para quienes necesitan viajar a Xalapa, Ciudad de México o el puerto de Veracruz.
Capufe cobra una de las cuotas de peaje más altas del país, pero lo que los usuarios reciben a cambio es un servicio deficiente y condiciones de tránsito que apenas podrían considerarse aceptables en una carretera libre, mucho menos en una autopista de paga.
La situación empeora aún más debido a la falta de planificación en los horarios de trabajo.
A pesar de las evidentes molestias y de las largas filas de tráileres y vehículos de carga que congestionan la salida hacia Xalapa, los trabajos de mantenimiento se realizan en horarios de alta afluencia, en lugar de aprovechar las noches para no afectar el tránsito.