El Ejército de Malí ha asestado un duro golpe al yihadismo en la región del Sahel. Este sábado, las autoridades militares anunciaron la captura de Mahamad uld Erkehile, conocido también como Abu Hach, un “jefe de primer orden” del Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS). Este grupo yihadista, responsable de brutales ataques y masacres en la región, ha sembrado el terror en Menaka y Gao durante años.
Operación exitosa en Amasarakad
La operación que llevó a la captura de Abu Hach se llevó a cabo el viernes en la localidad de Amasarakad, situada a 120 kilómetros de Bourem, según informó el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Malienses. Durante la intervención, varios combatientes del líder yihadista fueron abatidos, y se incautó material utilizado para la fabricación de artefactos explosivos improvisados.
“Este terrorista figuraba entre los más buscados por los servicios de inteligencia debido a su responsabilidad en las peores atrocidades cometidas contra la población civil”, señala el comunicado oficial. Además, las primeras investigaciones revelan que Abu Hach habría colaborado activamente con otros líderes terroristas, como Abu Huzeifa y Osama Madalo, quienes fueron neutralizados previamente.
Un país sumido en la violencia y la inestabilidad
Malí vive una profunda crisis desde hace más de una década, marcada por la violencia de grupos yihadistas vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico. A esta situación se suma el conflicto entre el Ejército maliense, respaldado por la controvertida compañía mercenaria rusa Wagner, y los rebeldes independentistas del norte, quienes buscan establecer un nuevo Estado en el desértico territorio del Azawad.
El país, gobernado por una junta militar desde 2020, aún no ha establecido una fecha para la celebración de elecciones, lo que agrava la incertidumbre política. Mientras tanto, las fuerzas armadas continúan sus esfuerzos por combatir a las facciones yihadistas que han causado un sufrimiento incalculable a las comunidades locales.
Impacto en la región
La captura de Abu Hach representa un logro significativo para el Ejército de Malí y podría debilitar temporalmente las operaciones del EIGS en el Sahel. Sin embargo, los analistas advierten que el conflicto en la región está lejos de resolverse, y la amenaza yihadista sigue siendo una preocupación central para los países del área.
Mientras la comunidad internacional observa de cerca los acontecimientos en Malí, el gobierno de la junta militar enfrenta el desafío de estabilizar el país y proteger a su población de futuras atrocidades y abusos.
