Efraín Hernández
El Buen Tono
Fortín.- Lejos de resolver el problema de seguridad en el municipio, el presidente municipal, Gerardo Rosales Victoria, ha sumido a la Policía Municipal en el caos y la ineficacia, con una corporación sin dirección clara, escasez de elementos y una mínima inversión en seguridad del recurso que le envían a nivel nacional, siendo sólo el 5 por ciento del total destinado a la Seguridad que llega vía el FORTAMUNDF A este municipio.
Desde que el Gobierno del Estado y el Congreso disolvieron la Policía Municipal en 2013 debido a sus vínculos con grupos delictivos, la corporación fue desmantelada, sus miembros procesados y sus recursos entregados al Mando Único.
Posteriormente, las administraciones de Armel Cid de León y Antonio Mansur Oviedo intentaron restablecerla, aunque de manera deficiente y sin cubrir las necesidades de seguridad pública.
Sin embargo, bajo la gestión de Gerardo Rosales, la situación no ha mejorado. En lugar de organizar y fortalecer la corporación, el edil ha permitido una estructura desordenada con dos figuras al mando: una Coordinadora, que funge como enlace con el Mando Único, y desempeña funciones de comandante, y un Comandante que no es respetado en su jerarquía. Esta dualidad de liderazgos ha generado confusión entre los 21 policías municipales que actualmente operan con recursos del FORTAMUNDF, dejando a la corporación sin una estructura jerárquica clara.
Asignación
A esto se suma el hecho de que, tras el intento de secuestro de Enrique Gaspar, director de Obras Públicas del municipio, se le asignaron dos policías municipales de manera permanente, lo que implica que en realidad la Policía Municipal opera con sólo 19 elementos para la seguridad de toda la población.
De esos 19 policías, únicamente 11 responden directamente al Comandante, mientras que el resto están asignados al Mando Único, lo que reduce aún más la capacidad operativa de la corporación.
A pesar de que el Órgano de Fiscalización Superior del Estado (Orfis) ha señalado en repetidas ocasiones que el Municipio puede destinar hasta el 20% del fondo FORTAMUNDF a seguridad pública, Rosales ha invertido apenas el 5%.
Según el Presupuesto de Egresos 2024, el gobierno municipal destinó únicamente 5 millones 541 mil 497.18 pesos, lo que representó apenas el 5.2 por ciento del recurso total, dejando a la corporación en condiciones precarias y con nula operatividad y capacitación.
Fuentes internas del ayuntamiento indican que Rosales y su director de Obras Públicas decidieron no incrementar la inversión en seguridad pública porque optaron por asignar esos recursos a obra pública, un área donde pueden cobrar “moches” y la corrupción se da de manera natural.
Corrupción
En pocas palabras, la seguridad de los fortinenses no es una prioridad para el alcalde y su equipo, mientras que las obras sí lo son, porque ahí es donde ellos pueden trabajar y obtener el diezmo que en este caso llega hasta el 25 por ciento en las obras.
Los policías municipales laboran con equipo obsoleto, patrullas en mal estado y sin suficiente armamento. Fuentes dentro de la corporación han señalado que la falta de mantenimiento en las unidades oficiales ha provocado que sólo tres patrullas estén operativas, mientras que las demás permanecen en talleres mecánicos sin fecha de reparación.
Además, no se han entregado uniformes nuevos ni equipo táctico, a pesar de que en administraciones anteriores se realizaba una renovación periódica, en este caso son ellos mismos quienes deben comprar su uniforme y hasta la gasolina de sus vehículos.
Un agente de la corporación, que pidió anonimato por temor a represalias, confirmó que la falta de recursos ha afectado la operatividad: “No tenemos ni siquiera botas en buen estado, algunos compañeros usan uniformes parchados porque no hay presupuesto para reponerlos. El armamento es escaso y las patrullas apenas funcionan. Así es imposible hacer nuestro trabajo”.
Mientras la Policía Municipal opera en el abandono, la inseguridad ha aumentado. Vecinos de diversas colonias han denunciado un incremento en delitos como robos a casa habitación, asaltos a mano armada y extorsiones, robo de vehículos, llantas, tanques de gas, entre otros.
Protestas
En redes sociales y grupos vecinales, ciudadanos han manifestado su inconformidad con la falta de vigilancia, señalando que los patrullajes son escasos y que la respuesta ante emergencias es lenta debido a la falta de unidades y personal, lo que los impacta de forma negativa.
“Llamas a la policía y tardan hasta 40 minutos en llegar, si es que llegan. La seguridad en Fortín es un desastre”, denunció un comerciante del centro.
Con esta situación, la administración de Gerardo Rosales en Fortín contaba con una policía debilitada, sin equipamiento adecuado y con una estrategia de seguridad fallida, sin capacitación de protocolos policiales, derechos humanos, violencia contra la mujer, primer respondiente y conservación de la cadena de custodia, mientras la ciudadanía sufre las consecuencias de un gobierno sin rumbo y que sólo ha buscado recovecos legales para poder cobrar diezmos y enriquecer sus bolsas a costa del dinero de los fortinenses.
