El escenario político ecuatoriano se viste de luto tras el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavivencio, quien había denunciado enérgicamente haber recibido amenazas de muerte en múltiples ocasiones. El trágico suceso ocurrió después de un mitin electoral en Quito, y deja en evidencia los riesgos que algunos líderes políticos enfrentan en su lucha contra el crimen y la corrupción.
El político ecuatoriano había compartido públicamente la existencia de amenazas dirigidas tanto a él como a su equipo de campaña, algunas de las cuales provenían de un Cártel. En declaraciones a los medios, Villavivencio había expresado con firmeza: “He recibido una gravísima amenaza de uno de los capos, con la advertencia de que si sigo adelante contra él y su estructura, ellos atacarán en mi contra o atentarán contra mi vida”.
El candidato asesinado había sostenido que estas amenazas eran un claro indicio de que su propuesta de campaña afectaba directamente a las estructuras criminales, pero reiteró que no se amedrentaría. Villavivencio destacó su larga lucha contra estas organizaciones delictivas y afirmó que no cedería ante ellas en su compromiso de velar por el bienestar de Ecuador.
Además de enfrentar amenazas de muerte, Villavivencio había denunciado irregularidades en contratos estatales con empresas petroleras, y había prometido llevar adelante investigaciones para exponer lo que calificó como el “mayor atraco petrolero de la historia” de Ecuador.
El fallecimiento del candidato ha provocado una profunda consternación en el país y ha llamado la atención sobre la necesidad de investigar exhaustivamente su asesinato y llevar a los responsables ante la justicia. La valiente lucha de Villavivencio en contra de la corrupción y el crimen organizado ha dejado una huella imborrable en el panorama político ecuatoriano.
