AGENCIA
Toronto, Canadá.- Las recientes declaraciones del gobierno de Justin Trudeau han encendido las alarmas sobre un giro radical en las políticas migratorias de Canadá, un país que durante años fue visto como un refugio para los solicitantes de asilo.
En contraste con la postura de apertura defendida por Trudeau en 2017, cuando prometió recibir a quienes huían de la guerra y la persecución, las nuevas medidas adoptadas por su administración indican un endurecimiento significativo. El ministro de Inmigración, Marc Miller, afirmó recientemente que “no todos son bienvenidos aquí”, marcando un cambio que ha generado preocupación entre defensores de los derechos de los migrantes.
Desde 2023, Canadá renegoció con Estados Unidos el “acuerdo del tercer país seguro”, cerrando puntos legales de ingreso desde territorio estadounidense. Esto ha forzado a muchos migrantes a optar por rutas irregulares, exponiéndose a riesgos extremos, como las temperaturas mortales del invierno canadiense. En 2022, una familia india murió congelada mientras intentaba cruzar de manera ilegal la frontera.
Además, Ottawa ha anunciado planes para reducir el número de inmigrantes en los próximos tres años en un 27 por ciento (%) y expulsar a 1.2 millones de residentes temporales para 2025. Estas políticas, según Loly Rico, fundadora del FCJ Refugee Centre, incrementarán los cruces peligrosos y podrían generar una crisis humanitaria en la frontera con Estados Unidos.
El cambio en las políticas migratorias de Canadá ocurre en un contexto de creciente presión internacional, especialmente desde Estados Unidos, donde el posible retorno de Donald Trump podría endurecer aún más el panorama migratorio en América del Norte. Tom Homan, exjefe de la Oficina de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, calificó recientemente la frontera norte como un “problema de seguridad nacional” y sugirió que Canadá podría estar siendo utilizada como puerta de entrada para migrantes provenientes de países señalados como patrocinadores de terrorismo.
En el ámbito interno, la popularidad del Partido Conservador, liderado por Pierre Poilievre, plantea un desafío adicional. Con una ventaja de 20 puntos sobre el Partido Liberal de Trudeau, los conservadores han prometido políticas más restrictivas en materia migratoria, lo que podría recrudecer la situación si logran llegar al poder.
Organizaciones como el FCJ Refugee Centre advierten que las políticas de cierre de fronteras no detendrán la movilidad humana, sino que la desplazarán hacia rutas más peligrosas, aumentando el sufrimiento y las tragedias. Rico subraya que la persecución, la pobreza y la violencia seguirán empujando a las personas a buscar protección, incluso si las puertas de países como Canadá se cierran.
Mientras tanto, las decisiones del gobierno canadiense continúan siendo objeto de escrutinio y críticas, ya que podrían desencadenar una nueva crisis humanitaria en una nación que alguna vez fue sinónimo de refugio y esperanza.