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BÚSQUEDA EN EL INFIERNO

Superiberia

El pasado viernes arribaron a la zona Centro los integrantes de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, organismo ciudadano creado como respuesta a la inacción de las Autoridades Federales y Estatales, para localizar  a las víctimas de desaparición forzada, cometida tanto por las bandas del crimen organizado como de las mismas corporaciones policíacas involucradas en actividades ilícitas y al servicio de la mafia. Será la segunda jornada que este organismo realice en Veracruz, pues del 9 al 24 de abril pasado  efectuaron una primera búsqueda de fosas clandestinas.

Avituallados con palas, picos y otros utensilios para cavar la tierra, rescatar y manipular despojos humanos, los brigadistas  localizaron 15 fosas clandestinas y más de 7 mil fragmentos óseos en diversas localidades rurales de Amatlán de los Reyes y Córdoba, durante la primera jornada. Como se recordará, muchos de los fragmentos de huesos tenían signos de una práctica horrorosa que en el argot criminal se define como “cocinar” a las víctimas. Es decir, los cuerpos de las personas asesinadas fueron difuminados a través de la incineración o la disolución en ácido.

En aquella ocasión, unas cuarenta  personas fueron las que se acercaron a la Brigada para aportar sus muestras de ADN, con la esperanza de que alguno de esos restos  perteneciera a  sus familiares desaparecidos. Antes de que concluya este mes, la División Científica de la Policía Federal, deberá entregar los resultados de las pruebas realizadas a los restos hallados el pasado mes de abril. En esta segunda jornada de búsqueda, los activistas que no sólo son de Veracruz sino que provienen de  Guerrero, Coahuila, Sinaloa, Chihuahua y Baja California, buscarán fosas en la región de Paso del Macho.

Ese municipio y sus alrededores es otra de las regiones más castigadas de la zona Centro por la “ola” de violencia y la actividad del crimen organizado. Hay decenas de casos de personas desaparecidas, sobre todo jóvenes, por lo que los activistas  tendrán el reto de cubrir un vasto territorio para localizar tumbas clandestinas o lugares donde se “cocinaron” a las personas. No obstante, los brigadistas llegan a Paso del Macho con información aportada por  los lugareños sobre sitios donde localmente se sabe que fueron escenarios de homicidios, inhumaciones clandestinas o destrucción de cadáveres.

“Nosotros buscamos lo que el Gobierno no quiere buscar, queremos regresar a miles de desaparecidos con su familia, aunque sea para que tengan un lugar digno donde reposen los restos”, señalan los activistas y así es, ellos  hacen lo que le corresponde al Gobierno, pero que este omite al estar coludido con la delincuencia. Localizar los restos de un desaparecido y llevarlo a una sepultura convencional, no es algo pequeño ni tampoco banal o supersticioso, sino es un eslabón importante desde el punto de vista sociológico para arribar a la etapa del duelo, aunque este sea imperfecto al no tener un cuerpo  completo.

El duelo ayuda a comenzar el proceso de sanar heridas personales y sociales, por eso la importancia de la búsqueda de esas personas y también para construir la memoria histórica: saber qué sucedió con esas personas ausentes. Dado el contexto que registra la entidad, es importante destacar que los brigadistas ya están en Paso del Macho –donde permanecerán hasta el día 29 de julio- tienen una indefensión puntual, pues no sólo se enfrentan a las autoridades locales y Policías Estatales y Municipales corruptas, ligadas al crimen,  sino también a las mismas organizaciones delictivas que son responsables de las mayoría de las desapariciones.

Hay que recordar que durante la primera jornada de búsqueda, los activistas recibieron amenazas de muerte por lo que ahora es necesario custodiarlos. Ellos mismos ya han solicitado a la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) que autorice el envío de protección Federal, pues no confían en las corporaciones estatales ni municipales, para que haya una guardia en torno a sus personas y  se garantice la integridad física de todos. El peligro es real, todos saben que la zona Centro actualmente es un frente de guerra entre los cárteles del narcotráfico que disputan la plaza, por los pactos rotos con el Gobierno Estatal sin contar con el cambio de Gobierno que se aproxima.

Como consecuencia de esa disputa, hay municipios de la región donde diariamente asesinan a personas sin que la noticia aparezca en la prensa. De ahí que los brigadistas están literalmente buscando, en medio del infierno que se vive en Veracruz, con todo el riesgo que ello significa. Pero no sólo las autoridades deben cuidarlos, sino también los ciudadanos, pues la gente, los pobladores de esa región, debe entender que los brigadistas son, quizás, la última esperanza para tratar de localizar a los seres queridos –familias, amigos, vecinos-  que han sido víctimas de desaparición forzada.

No cuidarlos es dejar pasar esa oportunidad de encontrar aunque sea un fragmento de ellos que acabe con la incertidumbre que también mina la vida de quienes lloran la ausencia. En este punto, hay que reconocer la labor de acogimiento y apoyo que la parroquia de Los Santos Reyes, de Amatlán de los Reyes, ha brindado a los integrantes de esa Brigada desde su anterior jornada. De forma valiente y ejerciendo el papel de pastor que defiende y busca a las ovejas extraviadas, el párroco Julián Verónica no se amedrenta ante el desafío ni se refugia tras  ornamentos dorados, cánticos e incienso,∫ como hace la mayoría de los clérigos. El padre Julián es una perla rara en todo el sembradío de almejas con sotana que hay en la Iglesia Católica de Veracruz.

Y claro, la labor de esos brigadistas es loable pero insuficiente, no por ellos sino por el contexto que hay en Veracruz. Se necesitarían decenas de brigadas para buscar en todo el territorio estatal a los miles de desaparecidos que se calculan oficialmente en 3 mil 300 personas, aunque  las organizaciones civiles estiman el dato hasta en 18 mil personas. Todo Veracruz es una gran fosa clandestina, dijo en su momento el padre Alejandro Solalinde, uno de los activistas más reconocidos en favor de los derechos de los migrantes y quien es también otra perla rara en medio de los conchudos que portan sotana.

 LOBOS EN LA SOMBRA

El recuento fatal en Niza: 84 personas asesinadas, entre ellas diez niños –el más pequeño es un bebé de 6 meses- y veinte extranjeros, además de 202 personas heridas, 85 de ellas siguen hospitalizadas y  18  están en situación de gravedad. Hoy lunes concluyen los tres días de luto nacional que decretó el presidente François Hollande, quien también extendió por tres meses el “Estado de Urgencia” en todo el país, ya que el  mismo expiraría el 27 de julio.  Así suman tres veces que hay duelo en la nación gala por masacres cometidas por terroristas.

Desde 1982 a la fecha se han perpetrado 15 ataques terroristas en territorio francés, la mayoría en París, que han dejado 287 fallecidos, pero en los tres últimos ataques –el 8 de enero contra el semanario Charlie Hebdo, el 13 de noviembre en París y ahora el de Niza- acaparan  la mayor cifra de víctimas, 226, tres veces superior a la de los otros 12 ataques.

En  el caso de Niza,  la clase gobernante francesa está envuelta en una polémica de dos puntos: si la masacre fue un atentado terrorista y el fallo de los dispositivos de vigilancia para evitar este tipo de actos, entre ellos el ambicioso Plan Vigipirate, que es blanco de críticas de todos las fuerzas políticas.

La primera quedó despejada cuando la organización terrorista Estado Islámico o Daech reivindicó el atentado dos días después de ser cometido, aún cuando se decía que la masacre podría ser el acto de un psicópata.  El autor es un franco-tunesino de nombre Mohamed Lahouaiej Bouhlel de 31 años, con problemas de violencia y alcoholismo, que había sido procesado por delitos menores de agresión, pero no está en los archivos del departamento de inteligencia por radicalismo ideológico ni fanatismo islamista.

Se sabe que llevaba una pistola con la que intercambio disparos con los policías que finalmente lo abatieron y que en el interior de la cabina tenía otras dos armas hechizas y una granada inactiva. También se rastrea a posibles cómplices o al menos personas que estaban enteradas del atentado, pues el conductor  intercambió  mensajes y fotos del bulevar Paseo de los Ingleses por medio del SMS desde su teléfono celular. Las autoridades investigan si él, Mohamed Al-Adnani fue blanco de una “radicalización exprés” por parte de grupos terroristas.

Cabe acotar que lo acontecido en Niza encaja con el llamado que el 21 de septiembre de 2014  hizo el portavoz del Daech, Abou Mohamed Al-Adnani, quien exhortó a todos los ‘creyentes’ a utilizar los coches para ‘aplastar a los cruzados’.  “Si ustedes no pueden encontrar un artefacto explosivo o de municiones, aíslen al americano infiel, al francés infiel o cualquiera de sus aliados. Aplasten con sus automóviles  a los cruzados, arrójenlos al vacío, quémenlos, acuchíllenlos, mátenlos con rocas  o envenénenlos”, arengó. Ya en diciembre de 2014 en la ciudad de Dijon, un fanático atropelló con su automóvil a 13 personas al grito de “Alá es grande”, aunque solo resultaron heridos.

De ser el caso de Niza una respuesta efectiva a ese llamado del Estado Islámico, se inaugura una nueva forma de operación del grupo terroristas, en la que se utiliza cualquier objeto que pueda ser convertido en arma para asesinar al mayor número de personas. En Niza fue, entonces, un camión pesado que se arrojó contra la muchedumbre. En toda Europa los gobernantes y analistas se devanan los sesos para tratar de obtener una forma de advertir y evitar esta nueva forma de cometer atentados terroristas de alto impacto.

Y no son los planes sofisticados y perpetrados por militantes activos venidos de países árabes, sino ahora los autores son los llamados “lobos solitarios”, quienes, como ya se ha dicho, son terroristas que nacieron y crecieron en los países donde comenten los ataques, que se radicalizan a la distancia -por medio de las redes sociales- y que a mutuo propio y con los medios a su alcance, deciden realizar un atentado sin importar inmolarse.

Hoy el atacante está en la sombra, puede ser tu vecino, su compañero de trabajo, cualquiera que te cruces en  la calle, en el transporte o al doblar la esquina. El lobo está en las sombras, esperando para atacar y al parecer lo hará en los lugares que están menos vigilados, los pequeños sitios, no le importa a quien mate –si es niño o adulto, nacional o extranjero- solo el interés de provocar el mayor número de víctimas, sostienen especialistas. Los “los lobos solitarios” ya han atacado en Francia, Bélgica y Estados Unidos, y se desconoce cuántos más de ellos están listos para lanzarse contra la población en esos países o en otros puntos de Europa y Estados Unidos.

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