Orizaba.- Su desesperación la transmite, en sus ojos se nota la angustia porque no hay autoridad alguna que muestre interés para ayudarla a localizar a su hija. Ayer por la mañana la joven de 26 años de edad dejó una carta suicida.
Con llanto en sus ojos, la voz entrecortada, María Marcela Mendoza Rodríguez llegó a las oficinas del Ministerio Público del Sector Norte para formular una denuncia para movilizar a las corporaciones.
Minutos antes, el ama de casa, con domicilio en la calle Oriente 25 de Orizaba, llamó al número de emergencias 066 y pidió la intervención de los elementos de la Policía Municipal para buscar a su hija Fabiola. Tampoco los preventivos quisieron ayudarla y sólo la canalizaron a la Agencia del Ministerio Público.
Según relató, mientras su familia intentaba tranquilizarla, ayer alrededor de las 14:00 horas fue notificada que su hija no aparecía y que en su cuarto encontraron una carta suicida. Maria Marcela se mortificó y salió de su trabajo en busca de su hija, pues con ésta son tres veces que atenta contra su vida, motivada por alguna depresión.
La mujer dijo que nadie la quiere ayudar, ya que en el Ministerio Público le dijeron que regresara a las 21 horas, hasta que llegara el licenciado que iniciaría la investigación.
El escrito que dejó la hija de María Marcela es claro: se despide de la familia, pide perdón por lo que haya hecho y por lo que supuestamente iba a hacer.
Todo esto, de acuerdo al relato de la agobiada mujer, ocurrió porque Fabiola terminó la relación que hace un mes empezó con su
novio Genaro.
Después de varios intentos, finalmente la muchacha respondió el teléfono y le dijo a su mamá que se quiere morir. “No sé si esté tomando, pero se escucha música”, dijo la
afligida madre.
María Marcela, cortó en ese momento la entrevista con el reportero, para salir corriendo a buscar a su hija de 26 años en bares y cantinas del centro con la esperanza de llegar a tiempo y evitar
una tragedia.
GUILLERMO RAMOS T.
EL BUEN TONO
