Las autoridades de Río Grande do Sul, en el sur de Brasil, se han visto obligadas a trasladar a más de mil presos de un centro penitenciario inundado a otras instalaciones, en medio de las devastadoras lluvias que han golpeado la región y dejado al menos 86 muertos.
La Penitenciaría Regional de Jacuí fue una de las más afectadas, con aguas que inundaron el primer piso, obligando a trasladar a la mayoría de los presos a la Penitenciaría de Alta Seguridad en Charqueadas. Otros presos fueron ubicados en celdas en el segundo piso de la misma penitenciaría.
Los internos que cumplen condena en régimen semiabierto han sido autorizados a permanecer en sus hogares, pero con el uso de tobilleras electrónicas, al menos durante los próximos 20 días, debido a la situación de emergencia.
Mateus Schwartz, superintendente de la Secretaría de Servicios Penitenciarios de Río Grande do Sul, explicó que algunas unidades carcelarias en Charquedas también se vieron afectadas, lo que requirió la reubicación temporal de algunos presos.
A pesar de la difícil situación, Schwartz aseguró que tanto los presos como los guardias cuentan con agua, luz y comida dentro de la normalidad. Sin embargo, en otros municipios de la región, como Porto Alegre, la capital regional, gran parte de la población sufre la falta de suministro eléctrico y de agua potable.
Las inundaciones en Río Grande do Sul han afectado a más de 1,1 millones de habitantes en 385 de los 496 municipios del estado, causando una crisis humanitaria con escasez de alimentos, medicinas y servicios básicos. Las autoridades continúan trabajando para hacer frente a esta situación de emergencia y ayudar a los afectados a recuperarse de esta tragedia.