Este descubrimiento es el fruto del trabajo de un grupo de botánicos, microbiólogos y bioquímicos estadounidenses que estudió las reacciones de la Arabidopsis thaliana, una pequeña planta crucífera nativa de Eurasia y el norte de África. Los resultados de su trabajo fueron publicados el 14 de septiembre en la revista Science.
Cuando una planta es mordida por una oruga o un insecto, reacciona al daño de la misma manera en que lo haría un animal, utilizando las mismas moléculas, a pesar de que las plantas no tienen un sistema nervioso. Esa reacción tiene como función activar un sistema de “defensa”, propagar y compartir el “dolor” con otras plantas.