Desde luego, el bombazo en la meta del Maratón de Boston es una tragedia condenable e inexplicable; porque ni siquiera quienes odian al imperio de manera profesional (se dedican a ello) pueden entender que alguien mate a personas inocentes, incluidos niños, en un día especial, en un sitio particular y en un momento de convivencia.
Boston es una ciudad emblemática de Estados Unidos, porque fue origen de la independencia y puerto de entrada, junto con Nueva York, para miles de inmigrantes europeos que acabaron siendo bostonianos. Es una ciudad con una grandísima influencia irlandesa que la presume como pocas ciudades en Estados Unidos. Esos duros irlandeses se fueron convirtiendo durante décadas en semillero de policías y bomberos de Boston. Son gente de convicciones fuertes y con un sentido de la dureza muy particular que ha sido reflejada en cientos de películas de Hollywood.
El Maratón de Boston es el más antiguo de Estados Unidos y particularmente duro. No entiendo bien cómo los terroristas escogieron atacar un sitio donde 35 mil personas ponen a prueba el espíritu humano voluntariamente para correr más de 42 kilómetros.
Estados Unidos es un gran país; y más allá de su política exterior, con la que muchísimas veces no concuerdo, es un país que admiro mucho. Se diseñaron ellos mismos para ser poderosos desde su independencia y siguen actuando en consecuencia. Crearon grandes ciudades, construyeron edificios con el único propósito de apantallar y se forjaron con un espíritu nacional de poder pasar por encima de todo; para bien y para mal. Cualquiera que vaya al Smithsonian del Aire y el Espacio de Washington DC, sólo tiene que contemplar los aviones y naves colgadas y preguntarse, ¿qué sería de la humanidad hoy sin los americanos?
Volviendo al acto terrorista, el presidente Obama reacciona en horas y da siempre el mensaje necesario. Ha habido muchos y muy buenos oradores como presidentes de EU, pero el señor Obama es el mejor orador que he visto. Sus palabras son justas y suficientes, no hay mensajes innecesarios ni da más información de la que tiene que dar (recuerde que en México hace un par de años anunciábamos los operativos con días de antelación).
Siguiente escena, el gobernador de Massachusetts, Deval Patrick, flanqueado por el agente del FBI enviado por Washington y por los jefes de las policías estatal y local. El gobernador da un mensaje tranquilizante, los jefes de policía dan mensajes amenazantes, pero protectores para los ciudadanos. El inglés es una lengua muy contundente y apropiada para este tipo de ocasiones. Caerán los responsables aunque les tome años y billones de dólares. Es el mensaje de infalibilidad con el que ganan la confianza de la gente. La investigación no dejará dudas como: ¿qué hacía la concentración de metano ahí abajo?
La ciudadanía es avisada de que la calle será cerrada durante horas para la investigación, porque nadie duda que los bostonianos saldrán y tomarán las calles que les pertenecen, no se van a amedrentar. El año que viene, estoy seguro de que habrá mas demanda de corredores para inscribirse al Maratón de Boston.
Éste para mí es un gran ejemplo de la idiosincrasia y la cultura de ciudadanía que tienen nuestros vecinos del norte; de la ambición por ser. Ellos son grandes, porque quisieron ser grandes, porque se diseñaron así y se lo creen. No hay retos inalcanzables, no hay objetivos incumplidos. Cómo me gustaría que los mexicanos tuviéramos esa seguridad para hacer las cosas, aunque sea por seis años.