Agencias
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro convocó a una masiva movilización en São Paulo este domingo, su primera gran concentración desde que dejó el poder en 2022, para defenderse de acusaciones de golpismo y criticar las investigaciones en su contra. Frente a miles de seguidores, Bolsonaro negó las acusaciones de trama golpista y se presentó como víctima de una “persecución”, mientras destacaba la inexistencia de acciones típicas de un golpe en Brasil. Aunque rechazó cargar directamente contra el máximo tribunal, llamó a la pacificación del país y solicitó una amnistía para personas condenadas por invadir instituciones estatales en 2023.
En un intento de mostrar su fuerza política, Bolsonaro estuvo acompañado por la ex primera dama, Michelle Bolsonaro, así como por gobernadores, alcaldes y legisladores. Sin embargo, las autoridades aún no han proporcionado cifras oficiales sobre la asistencia al evento. Durante la manifestación, el influyente pastor evangélico Silas Malafaia arremetió contra la Corte Suprema y advirtió sobre posibles consecuencias si Bolsonaro fuera encarcelado, destacando la tensión política en el país.
Los manifestantes, en su mayoría vestidos con los colores de la bandera brasileña, expresaron su apoyo a Bolsonaro y cuestionaron la imparcialidad del Supremo, a pesar de que se les pidió no llevar consignas contra la corte o contra el presidente Lula. Aunque algunos como Vítor Allen expresaron abiertamente el deseo de un golpe de Estado, otros, como Lisiane y Heitor Lopes, adoptaron una postura más moderada, expresando preocupación por la posibilidad de tumultos si Bolsonaro fuera encarcelado. Por otro lado, el Partido de los Trabajadores acusó a Bolsonaro de promover un acto “ilegítimo” que socava la democracia.
