A puerta cerrada, sin permitir el acceso al pueblo, mucho menos a los medios de comunicación masiva, encerrados a piedra y lodo, los diputados locales veracruzanos, se auto aprobaron un presupuesto por 616 millones de pesos, que habrán de gastar en el transcurso del año entrante.
En lo que se denominó como una reunión de “deliberación privada” los y las diputadas del Congreso de Veracruz, se autorizaron ellos mismos, ejercer el año entrante la nada despreciable cantidad de 616 millones de pesos, aunque argumentaron que “solamente” tendría un incremento del 6.7 por ciento en relación a lo gastado este año.
Pero lo que se supone debería de ser la casa del pueblo, en donde se trabaja con puertas abiertas, con transparencia absoluta, en donde, entre otras cosas, se debe de vigilar el gasto de todas las dependencias de gobierno estatal y municipal, pues en el caso de los diputados y diputadas locales, como si se tratara de una empresa privada y no de una institución de gobierno pública, para definir en qué y cuánto habrán de gastar, pues deciden encerrarse y de manera subrepticia, escondida y secreta, aprobarse un presupuesto de 616 millones.
A manera de justificación, al ser abordado al salir de la encerrona, el presidente de la Junta de Coordinación Política, diputado Juan Nicolás Callejas Arroyo, explicó que con base en criterios de racionalidad y austeridad, este aumento es prácticamente el mismo que se aplicó el año anterior: “No habrá incremento a las dietas de los 50 diputados ni se comprarán vehículos para su uso particular”, declaró.
Qué bueno que aclara el presidente de la Junta de Coordinación Política, profesor Juan Nicolás Callejas Arroyo que con esos 616 millones de pesos, no se van a aumentar las “dietas” ni se van a comprar camionetas y autos de lujo, para que los diputados puedan andar paseando por todo el estado.
Pero entonces, si no hay nada malo que ocultar, entonces porqué la discusión entre los representantes populares veracruzanos se hace a puerta cerrada, enclaustrados, sin permitir la entrada de nadie ajeno a la repartición del presupuesto multimillonario.
Si como asegura el diputado Juan Nicolás Callejas Arroyo se acordó en base a criterios de “racionalidad y austeridad”, bueno, pues con más razón, debió de ser en una discusión pública y abierta.
Por principio, se debe de hacer pública, como se hace con el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, las partidas y los montos en los que se destinarán los recursos millonarios aprobados.
Así, aunque no se aumenten las dietas, se podría conocer por ejemplo, cuánto cobran los diputados locales por viáticos, que a lo mejor resulta que con lo que les dan al mes, tienen para comprar y pagar la mensualidad, no de uno sino hasta dos vehículos, eso por poner un ejemplo.
Porque hasta ahora, como diría el monje loco, nadie sabe ni nadie supo, cómo, cuánto y en qué se gastan los millones de pesos al año los y las diputados locales.
Pero como quieren que los municipios rindan cuentas claras, si ellos no rinden cuentas claras también.
Y para justificar que el año entrante “solamente” se van a gastar 616 millones de pesos, es decir 51 millones al mes, lo que significa un millón de pesos por diputado.
Pero para tratar de justificar lo injustificable, “mal de muchos, consuelo de pocos” dirían en mi pueblo, el diputado Juan Nicolas Callejas Arroyo comparó al Congreso de Veracruz con otros, con menor número de diputados, tienen un presupuesto mayor caso de Jalisco, con 39 legisladores, que ejerce 912 millones de pesos; Sonora, con 33 diputados, 800 millones, y Michoacán, con 40 representantes populares, 698 millones.
Aunque no se ha dicho nada, acerca de cómo lo está proponiendo el PRI a nivel nacional, disminuir en el Congreso Federal el número de diputados, de los llamados de representación proporcional, que en realidad no representan a nadie, pero que si son una pesada carga presupuestal.
Tampoco se habla de la “productividad” de los y las 51 diputadas locales que como vemos cuentan a los veracruzanos un millón de pesos al mes cada uno, pero que sin embargo, la mayoría únicamente se dedican a levantar el dedo y cobrar, por aprobar las iniciativas que envía el Ejecutivo Estatal, que tiene una mayoría abrumadora de propuestas de legislación.
En resumen, que tenemos un Congreso del Estado, que resulta demasiado costoso para los veracruzanos, que tienen que pagar por su “trabajo” un promedio de un millón de pesos por diputado al mes.
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