En un giro urgente de eventos, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cortó su viaje de fin de semana en Delaware para regresar a la Casa Blanca, ante el escalamiento de las tensiones en Medio Oriente entre Irán e Israel. La Casa Blanca confirmó que Biden regresó para consultas críticas con su equipo de seguridad nacional, debido a las crecientes hostilidades.
El conflicto se intensificó tras el ataque del 1º de abril, atribuido a Israel, que resultó en la destrucción de un edificio diplomático iraní en Damasco, matando a siete miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán, incluyendo dos generales. En represalia, la Guardia Revolucionaria de Irán capturó un buque portacontenedores asociado a Israel cerca del Estrecho de Ormuz, una ruta crítica para el transporte global de petróleo.
La Administración Biden ha condenado esta acción, describiéndola como un acto de piratería y una grave violación del derecho internacional, exigiendo la liberación inmediata del barco y su tripulación internacional. Paralelamente, las tensiones han llevado a Israel a tomar medidas precautorias, incluyendo el cierre de todas las escuelas a nivel nacional debido a amenazas de represalias.
Este contexto de amenazas y represalias marca un momento de alta alerta en la región, con repercusiones potenciales para la seguridad global y el mercado energético internacional.