Coscomatepec.- Como hace 200 años, ayer se llevó a cabo la representación de la “Ruptura de sitio” en Coscomatepec, la cual fue realizada sobre las calles empedradas del pueblo y con el zócalo repleto de lugareños y visitantes, quienes observaron asombrados cómo se desenvolvían los más de 250 actores en escena y la cantidad de caballería que representaba al pueblo de Coscomatepec, guiados por el general brigadier Nicolás Bravo aquella noche del 3 de octubre de 1813.
Cientos de ciudadanos y turistas se dieron cita para revivir una vez más la representación de este acontecimiento histórico, en el que ciudadanos coscomatepecanos de aquel entonces resistieron el sitio que mantuvieron los realistas; en aquella fecha, los pobladores de San Juan se vieron cercados por un ejército de 500 soldados al mando del general realista Luis del Águila, poniendo en apuros a la gente del pueblo al escasear el alimento.
La noche del 3 de octubre, el general Nicolás Bravo (Manuel Loyo Castro), decidió aplicar su plan y romper el sitio con la ayuda del ejército inexperto conformado por los pobladores de San Juan, quienes extenuados por el hambre, y con sólo medio chayote de alimento, decidieron salir de la plaza y romper el sitio que los tenía acorralados.
Como hace doscientos años, los cascos de caballos se escucharon sobre el empedrado de San Juan Coscomatepec, y los hombres montados en sus fieras, con antorchas en mano y caracterizados a la usanza de la época, dieron inicio a la etapa de mayor relevancia en el desarrollo de esta escenificación, en la que revive el recuerdo de esa noche en que, armados de valentía a consecuencia del hambre, salieron sigilosamente de la plaza cientos de habitantes, hombres, mujeres, niños y recién nacidos en manos de sus afligidas madres para dirigirse a la ciudad de Huatusco.
Al percatarse de lo ocurrido, el ejército realista comandado por el coronel Barzena (Baltazar Hernández) encontró a un grupo que no alcanzó a salir de la plaza, y los fusiló en el acto; tal era su molestia que ordenó a su ejército quemar todas las casas de San Juan.
Así dio por finalizada esta representación, a la cual prosiguió el tradicional obsequio de sombreros de paja y chayotes, recordando a aquellos pobladores que acompañaron a Nicolás Bravo esa noche; posteriormente, alrededor de 25 minutos de fuegos pirotécnicos cerraron esta noche teniendo como marco de la imponente iglesia de San Juan Bautista.
Mauricio Láinez Vázquez
El Buen Tono