BARCELONA.- En un abrir y cerrar de ojos el FC Barcelona dejó vista para sentenciar su clasificación a las semifinales de Copa.
Después del 1-2 con que venció en San Mamés sólo un milagro que se adivina utópico le apartaría del torneo. Por más que un error de Alves, entrando en el final del choque, le diera una mínima esperanza al Athletic.
Cierto es que al equipo de Valverde le dio alas el gol de Aduriz y que Ter Stegen evitó el empate final. Pero antes, durante 86 minutos, el paseo del Barza fue casi absoluto. Desde el inicio futbolístico hasta su sufrimiento en un campo de minas. O de patadas.
El Athletic, iluminado por el recuerdo de aquel 4-0 de la Supercopa que consiguió en agosto de 2015, se deslumbró de mala manera y repitió, casi calcada, la película del domingo, cuando fue goleado en el Camp Nou en el primero de sus encuentros, el correspondiente a la Liga, en una primera mitad prácticamente igual. Al mando de Busquets en el mediocentro y la electricidad de Iniesta y Arda Turan el Barza se bastó. El turco se sacó de la chistera un pase mágico en la banda para que Rakitic lo convirtiera en un centro al que acudió Munir con un remate excelso a los 18 minutos. Ya tocado en el ánimo y derrumbado ante el mejor fútbol del Barza, el Athletic se rindió tras un pase interior de Sergi Roberto, firme en el lateral zurdo y profundo en el ataque, que repitió un resbalón, una salida sin ton ni son de Herrerín, otro resbalón y un gol a placer de Neymar. Se llevaban 25 minutos. Ya no hacían falta más, todo estaba escrito en el juego.