Córdoba.- Las cenizas de las personas fallecidas se deben respetar y dignificar, colocarlas en lugares sagrados y no estar llevándolos como objetos a las viviendas, pues de esa forma no se les da el descanso eterno.
El padre Domingo Ortiz Medina, opinó que la actitud que tomó el Vaticano de no permitir que las cenizas de los muertos sean transformadas en joyas, colocadas en una caja para tenerlas en casa, así como arrojarlas al mar o al aire, es valida.
“Las cenizas deben conservarse, en un lugar sagrado y no tenerlas o usarlas como objetos, pues debemos darles el respeto que se les debe a los muertos, darles una digna sepultura o en su defecto, colocarlas en cúpulas”, declaró.
Ortiz Medina detalló que la Iglesia Católica no prohibe la incineración, pues no toca el alma del fallecido, únicamente lo que está en desacuerdo es con la forma en cómo las personas quieren tenerlas, pues los muertos deben ser colocados en sus sepulcros, para que así tengan un lugar en donde descansar.
“Los difuntos no son propiedad de las familias, un muerto es hijo de Dios y forma parte del cuerpo de Cristo, lo adecuado para las cenizas es depositarlas en un cementerio, pues estos también tienen lugares adecuados para esas cenizas y no tenerlas en las casas, ya que aparte de no darles respeto a los muertos, no se les otorga el descanso eterno”, declaró.
Recordó que la Iglesia no está peleada ni contradice a la incineración, pues este acto es aceptado por la religión, únicamente se ha explicado que no se deben regar las cenizas, en el aire, mar, ni mucho menos dividirlas entre los familiares, dado que no hay un descanso eterno.