Por Andrés Timoteo / columnista
AUSTERIDAD QUE MATA
El tema es de urgencia. En Veracruz y Tabasco despidieron a cientos de trabajadores de la Secretaría de Salud que estaban dedicados al combate de vectores de enfermedades como el dengue, el zika y la chikungunya y la temporada de lluvias disparó las infecciones, pues se dejó de fumigar y los moscos -los vectores, o sea, transportadores de los virus- aletean por todas partes.
Ante la suspensión de fumigaciones, ‘abatizaciones’ -cuando vierten químicos en depósitos de agua estancada que no pueden ser removidos- y la descacharrización, el mosco Aedes Aegypti campea victorioso, pica e infecta a gusto. Es más, ya mutó y ahora se adaptó a zonas frías donde también se ha elevado la temperatura como secuela del llamado calentamiento global.
Por eso, ya en ciudades como Xalapa y Orizaba, que antes eran inmunes a la presencia del mosquito, ahora hay decenas de casos de dengue clásico y hemorrágico, de acuerdo con lo informado por las autoridades sanitarias.
En todo el País, Veracruz encabeza las estadísticas de enfermos de dengue, según el último reporte epidemiológico con 1 mil 782 casos, de los cuales 1 mil 433 son de dengue clásico no grave, 299 son “síntomas de alarma” -que puede convertirse en fiebre hemorrágica- y 50 de dengue hemorrágico ya comprobado.
La Entidad está por arriba de Chiapas, Guerrero, Tabasco, Quintana Roo y Oaxaca, que comúnmente lideraban los números y aunque sólo se tiene el reporte de un deceso en Veracruz, todo apunta a que la situación empeorará porque no hay mecanismos de prevención de la enfermedad, sólo paliativos.
Lo anterior por el desabasto de médicos y medicamentos en hospitales públicos que impide que los enfermos sean atendidos con eficacia para evitar que la infección clásica derive en hemorrágica. Es decir, por todos lados el mosquito lleva la de ganar y eso es consecuencia de la mal entendida austeridad en el gasto público.
Se ha dejado de contratar a los fumigadores, se despidió a personal médico de clínicas, hospitales y centros de salud rurales, se rebajó la dotación de medicinas, y todo para financiar las becas de los ninis y destinar recursos a otros países para frenar la migración. Honduras y El Salvador ya llevan 60 mil millones de dólares del dinero mexicano para proyectos que den trabajo a los campesinos y los desmotive de migrar.
Las consecuencias negativas están acá y muchas de ellas en el terreno sanitario. No hay que buscarle mucho, el dengue es una enfermedad tropical, pero también es una afección que indica el nivel de pobreza. La infección por un mosco que trae enfermedad y muerte revela los estándares de miseria, como en África con la malaria, el paludismo, la oncocercosis -ceguera de los ríos- y la tripanosomiasis o enfermedad del sueño.
En Veracruz hay en este momento más de cincuenta municipios en alerta roja, al borde de un brote epidémico, algo que no sucedía desde los años noventa. Entonces se retrocedió en lugar de avanzar en materia de salud. A eso hay que sumarle las transas fabulosas que se han ventilado en la Secretaría de Salud en la Entidad.
Desde la entrega de contratos directos a empresas ligadas a políticos hasta la inclusión de al menos una veintena de familiares del secretario Roberto Ramos Alor en la nómina de la dependencia, son prácticas mortales. Todo indica que los que están al frente de la Secretaría de Salud no les interesa curar ni prevenir sino hacer negocios al amparo del poder. En resumen, la austeridad mal entendida es mortal al igual que la corrupción de los funcionarios.
RÉCORD DE LO PEOR
“Lo del agua, al agua”, dice un sabio refrán que aplica al caso del equipo Tiburones Rojos del Veracruz en manos del orizabeño Fidel Kuri. El equipo está tan mal que se encuentra a dos partidos para romper el Récord de Guiness de los equipos de futbol más perdedores del orbe, los que acumulan más partidos sin ganar.
Actualmente ese récord lo tiene el equipo inglés Derby County, que en la temporada 2007-2008 no ganó en 32 juegos de liga seguidos. El segundo lugar lo comparten el alemán Tasmania Berlín y el portugués Feirense que tienen 31 partidos sin triunfo y a ellos ya los empataron los Tiburones Rojos, porque el fin de semana llegaron a ese número de derrotas consecutivas.
El próximo domingo 25 de agosto se cumplirá un año de que los escualos no ganan. A eso se suma que el equipo tuvo que pagar 120 millones de pesos para no descender de la Liga de Primera División, es decir, compraron la posición en lugar de ganarla con goles y victorias. Es un desastre total el proyecto deportivo, pero ¿qué otra cosa podría esperarse de Fidel Kuri? “Lo del agua al agua”, se repite. Y la más perjudicada es, como siempre, la afición.