AGENCIA
Nacional.- Aunque la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) asegura que la canasta básica presenta estabilidad al inicio del año, compradores y vendedores en mercados de la Ciudad de México y el Estado de México reportan un alza en los precios de algunos productos desde mediados de diciembre.
En el mercado Pensador Mexicano, un vendedor de pollo menciona que los precios tienden a subir a principios de año, pero alega que, en algunas temporadas, el alza puede durar hasta tres o cuatro meses antes de volver a disminuir. Otro vendedor del mismo mercado destaca que el pollo ha experimentado un aumento desde mediados de diciembre, ofreciéndose el kilo a 70 pesos, con un incremento de aproximadamente 5 pesos respecto al año anterior.
A pesar de estas percepciones en el mercado, el informe semanal de la Profeco del 8 de enero, presentado por el titular David Aguilar Romero, afirma la estabilidad en la canasta básica. No obstante, la experiencia de comerciantes y compradores sugiere lo contrario.
En el mercado Municipal de Los Reyes, Estado de México, se observa que el pollo se vende a un promedio de 65 pesos por kilo, 5 pesos más caro que en comercios consultados en la Ciudad de México. El aumento de precios en algunas pollerías del Estado de México se atribuye a extorsiones a distribuidores por parte de grupos del crimen organizado, impactando también a distribuidores de la Ciudad de México.
En cuanto a frutas y verduras, comerciantes señalan que, en su mayoría, los precios se han mantenido estables, aunque productos como el jitomate han experimentado un encarecimiento. Según la Secretaría de Economía de la Ciudad de México, el precio del bistec al 14 de enero es de 195 pesos en mercados públicos y de 146 a 175 pesos en la Central de Abastos.
En el Valle de Toluca, comerciantes de pollo denuncian extorsiones de La Familia Michoacana a los rastros, lo que afecta la cadena de producción y contribuye al aumento de precios. La cuesta de enero, que se teme se extienda hasta febrero, impacta la economía de aquellos con ingresos equivalentes o inferiores al salario mínimo.
El encarecimiento de los alimentos ha cambiado los hábitos de consumo de la población, obligando a algunos a reducir la compra de carne de res, consumir carne de puerco o pollo una vez a la semana, y optar por comprar alimentos solo para satisfacer las necesidades diarias en lugar de la semana completa. El aumento de precios deja un fuerte impacto económico en quienes enfrentan la difícil situación de la cuesta de enero.