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Ciudad de México.- La Secretaría de Salud ha identificado varios factores que han favorecido el resurgimiento del sarampión en México:
- Disminución de la Cobertura de Vacunación: La pandemia de COVID-19 interrumpió los programas de vacunación infantil, lo que resultó en una reducción en la tasa de inmunización. Según datos oficiales, la cobertura de la vacuna triple viral (que protege contra el sarampión, las paperas y la rubéola) ha caído por debajo del 90%, el umbral necesario para alcanzar la inmunidad colectiva.
- Movimiento Anti-vacunas: La difusión de desinformación en redes sociales ha fortalecido el movimiento anti-vacunas, lo que ha llevado a algunos padres a optar por no vacunar a sus hijos. Esta tendencia es especialmente preocupante en áreas urbanas con acceso a internet y redes sociales.
- Movilidad Internacional: La reanudación de los viajes internacionales ha facilitado la importación de casos de sarampión desde regiones con brotes activos. El turismo y los desplazamientos laborales aumentan el riesgo de propagación de la enfermedad.
El gobierno mexicano, en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ha implementado una serie de medidas para controlar el brote:
- Campañas Intensivas de Vacunación: Se han desplegado brigadas de salud en todo el país para vacunar a niños y jóvenes adultos, especialmente en las zonas más afectadas. Se están haciendo esfuerzos especiales para llegar a las comunidades rurales y marginadas.
- Educación y Concientización: Se han lanzado campañas de concientización para combatir la desinformación sobre las vacunas. Estas campañas incluyen testimonios de expertos médicos y sobrevivientes de la enfermedad, así como material educativo en varios idiomas y dialectos.
- Refuerzo de la Vigilancia Epidemiológica: Se ha intensificado la vigilancia para detectar y aislar rápidamente nuevos casos de sarampión. Los equipos de respuesta rápida están capacitados para rastrear contactos y prevenir la propagación.
Las autoridades sanitarias hacen un llamado a la población a vacunarse y seguir las recomendaciones de los expertos médicos. La vacunación es la mejor manera de protegerse y proteger a los demás, especialmente a los más vulnerables, como los bebés y las personas con sistemas inmunitarios debilitados. Juntos, podemos detener la propagación del sarampión y evitar que se conviertan en una amenaza para la salud pública.
