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Artesanas acosadas por inspectores de Comercio

Superiberia

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Córdoba.- Originaria de San Cristóbal de las Casas, Chiapas arribó hasta esta localidad, Josefina  en busca de  una mejor calidad de vida, aunque lejos de su familia y hogar diario sale a las calles para instalar su puesto de artesanías y comercializar las prendas que aprendió a elaborar hace más de 10 años.

Josefina se vio obligada a migrar de su estado natal ante la pocas oportunidades laborales y competencia que le impidan generar ingresos para su sustento.

Desde hace más de un año renta un pequeño cuarto en compañía de una de sus amigas, quien también se dedica a la venta de artesanías.

A diario, cada una sale de su casa donde pagan cerca de 800 pesos al mes, para instalar sus  puestos, Josefina consiguió permiso  del propietario de una papelería ubicada sobre la calle 9 entre avenidas 1 y 3, mientras que su amiga se instala sobre la avenida 2 entre calles 11 y 13. no tienen

OPORTUNIDADES

Tras haber nacido y crecido en una zona  que actualmente se considera punto de atractivo turístico, la mayor parte de la población se dedica a la venta y fabricación de artículos artesanales, pues es el legado heredado de generación en generación, mismo que ha mermado las oportunidades laborales en su lugar de origen.

“Venimos a trabajar, allá si hay oportunidades pero hay mucha competencia, todos hacemos artesanias y no hay mucha ganancia”, dijo Josefina.

ACOSADAS

Ante esta situación, sin importar los riesgos decidieron abandonar su ciudad natal. Ya en Córdoba, uno de los principales problemas a los que se enfrentaron fue a la  falta de espacios para el comercio artesanal, pues en varias ocasiones fueron acosadas por los inspectores de Comercio municipal que por ser vendedoras informales les pretendían impedir la distribución de sus productos.

       No fue  hasta que obtener el permiso de propietarios de otros comercios, como lograron “estar tranquilas”, sin miedo a que los trabajadores municipales las persiguieran como si se tratase de delincuentes, aunque siguen estando en la mira de la autoridad, por lo que deben tomar medidas.

no a la piratería

Hace una par de meses en Internet circuló la noticia de la diseñadora francesa, Isabel Marant, quien lanzó su nueva colección con diseños de bordados típicos oaxaqueños, mismos que  fueron registrados por la confeccionadora y ahora debe enfrentar un juicio por plagio. Josefina señaló que este tipo de acciones además de pegar directamente a los artesanos, deben terminar, pues no todos se dedican al comercio de productos chinos disfrazados de artesanías, si no por el contrario invierten largas jornadas diarias para  la elaboración de las coloridas prendas. “Yo creo que eso está mal porque si nos tardamos mucho en hacer las prendas, ya tengo práctica en las pulseras pero son hechas a mano, no las compramos y eso no se valora”, resalto la artesana al estar en desacuerdo con esa competencia desleal.

EL REGATEO

Aunque las ganancias por la venta de sus artesanías, apenas si les son suficientes para el pago de la renta y gastos de alimentación, se estima que a nivel nacional más del 80 por ciento de los artesanos sufren el regateo en el precio de los productos. A través de las redes sociales, diversos movimientos ciudadanos han tratado de fomentar una cultura de eliminación del regateo, pese a ello Josefina debe bajar sus precios para lograr una venta, aun cuando hay trabajos que llegan a requerir hasta tres días en su elaboración.

      “Si, la gente nos pide que bajemos los precios, una bolsa por ejemplo yo la doy a 180, pero a veces la dejo hasta el 150 para que se la lleven, para una bolsa tardamos como un día pero lo damos muy barato, a veces se compra a su precio”. Aun cuando el municipio pretende aplicar la obra del caminatorio como un espacio para la recreación y fomento para la atracción turística,  hasta el momento no se han anunciado la instalación o el permiso para la comercialización de artesanías locales como lo tenía el proyecto de Manos Veracruzanas.

      Ni mucho menos alguna alternativa que permita a Josefina y a los cientos de artesanos, ofertar sus productos de forma libre.

      Mientras no exista alternativa de inclusión para este tipo de comercios, deberán seguir dispersos entre las diferentes calles de la localidad pagando permiso para la venta a terceros.

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