CDMX.- Este fin de semana llega la quinta ronda de la presente temporada de la Fórmula E, el ePrix de México, en el que José María López buscará recuperarse después de un evento en Santiago en el que no le fue del todo bien.
La capital mexicana recibe por tercer año consecutivo a la Fórmula E, pero esta vez será más especial que nunca, debido a que hace casi seis meses un destructivo terremoto causó cerca de 400 víctimas mortales y dejó a muchos de sus habitantes sin vivienda, por lo que la categoría brindará un sentido tributo.
Nuevamente, el ePrix se disputará en el Autódromo Hermanos Rodríguez, ubicado en el Centro de la ciudad. El circuito lleva ese nombre en homenaje a los hermanos Pedro y Ricardo Rodríguez, que tanto le dieron al automovilismo local. Categorías como la Fórmula 1, CART, Nascar y WEC desfilan por su trazado.
El Autódromo está ubicado a 2 mil 200 metros sobre el nivel del mar, tiene una extensión de 2 mil 93 kilómetros y también 17 curvas.
En este circuito, los coches alcanzan velocidades de hasta 210 kilómetros por hora. Esto supone un mayor esfuerzo físico para los pilotos y proporciona un nuevo entorno para probar los componentes clave de las unidades de potencia.
La pista es muy rápida y resulta difícil adelantar. Además, es el único trazado de la Formula E que se disputa en una pista de carreras. Entre los movimientos de pedales, cambios de marchas, ajustes en el volante y la comunicación con los ingenieros, los pilotos deberán realizar hasta 40 acciones por vuelta mientras compiten.
Las altas temperaturas también serán un punto a considerar por los equipos.
Si a esto le sumamos la elevada velocidad y la altitud, los técnicos deberán prestar mayor atención al enfriamiento de los componentes. El aire, enrarecido a este nivel de altura, produce menos resistencia al viento, así que los equipos tendrán una configuración de los alerones más plana para encontrar mayor rapidez de lo que habitualmente se logra en una recta.
El asfalto también es un tema a evaluar, ya que su condición de pista de carreras así lo amerita, pues su componente es más abrasivo.
El resto del calendario se disputa en trazados urbanos, es decir, que el suelo tiene tránsito permanente y el asfalto es mucho menos abrasivo al revestimiento que se encuentra en una pista de carreras.
UNA VUELTA IDEAL
La primera curva –punto de adelantamiento– conecta al óvalo y a la parte normal del circuito, allí es muy interesante ver cómo los pilotos se las arreglan para salir con la mayor velocidad posible. Al llegar a la tercera curva, se debe frenar mucho, ya que es muy lenta y a la derecha.
Es importante hacer una gran cantidad de correcciones a la dirección a medida que se avanza en la curva cuatro y cinco, que es hacia la izquierda.
En esta última, hay que ser muy cuidadoso en la salida para afrontar la recta que conecta con el estadio por la curva seis –punto de adelantamiento–. Allí se sortean las combas siete a 12; los espectadores disfrutan mucho de ese momento.
La vuelta se cierra con las curvas 13, 14, 15, 16 y la 17, que conecta con la recta de inicio/meta.
Para la mayoría de los pilotos, correr en México trae un condimento especial, debido a la gran cantidad de aficionados que se dan cita en el Autódromo; el año pasado fueron más de 35 mil.
El ambiente en el estadio es increíble y el griterío de los espectadores se hace sentir en todo su esplendor.
SANCIONES PREVIAS Dos pilotos penalizarán con la pérdida de 10 lugares en la parrilla. El primero es Lucas di Grassi –Audi Sport ABT Schaeffler Fórmula E Team– y se debe al cambio del inversor.
El otro es Alex Lynn -DS Virgin Racing-. En este caso, se debe al reemplazo de la caja de cambios en su monoplaza. Cabe mencionar que esta no es la primera vez que el equipo sufre este problema en la temporada.