Acapulco, Guerrero – Empleados del sector turístico en Acapulco han creado grupos de autodefensas para proteger los hoteles y departamentos de playa de saqueadores que buscan llevarse colchones, sillones y pantallas.
Los trabajadores, que han sido severamente afectados por el huracán Otis, han decidido tomar medidas enérgicas para defender los pocos recursos que les quedan en medio de la devastación causada por el fenómeno natural.
En entrevistas con REFORMA, trabajadores de hoteles y suites a lo largo de la Costera Miguel Alemán expresaron su determinación de proteger los activos que aún están en buen estado. Estos incluyen colchones ortopédicos, pantallas, cocinas integrales equipadas, accesorios de albercas, jacuzzis, gimnasios, ludotecas y más.
A pesar de la presencia de la Guardia Nacional en la Costera Miguel Alemán, los trabajadores han establecido cercos en los lobbies para proteger lo que consideran sus últimas herramientas de trabajo.
Uno de los trabajadores en posición defensiva en la zona hotelera de Acapulco mencionó: “Una vez que se restaure la energía, podremos reactivar algunas habitaciones mientras se reparan las demás. Nos interesa reactivar la economía y conservar nuestros empleos”.
“Deficiencias en las Alertas de Evacuación”
Trabajadores de Acapulco coinciden en que hubo una falta de información oficial por parte de las autoridades para evacuar el puerto a tiempo. Se les hizo creer que el huracán se dirigiría hacia Tecpan de Galeana, a unos 105 kilómetros de distancia en dirección a Zihuatanejo.
Don José, un vigilante de un edificio en la Colonia Condesa de Acapulco, experimentó el huracán de primera mano y describió el impacto en su edificio. Señaló que si bien no hubo una gran cantidad de agua, el ciclón azotó las paredes y rompió los vidrios.
Jesús Herrera, un ingeniero jubilado, criticó la llegada tardía de las autoridades después del huracán. Sugirió que, si el Gobierno conocía la magnitud del huracán, lo mejor habría sido contar con apoyo temprano para organizar una evacuación eficiente, comunicar a la gente la necesidad de refugiarse y prevenir actos de rapiña.
La mayoría de las fuerzas de seguridad llegaron a Acapulco la tarde-noche del miércoles, cuando Otis ya había causado estragos en el destino turístico. Esto desencadenó la desesperación de la gente que buscaba abandonar Acapulco, mientras que otros se dedicaron al saqueo de tiendas.
Taxistas que dejaron sus vehículos en las cercanías del Hotel Emporio, confiando en la información de las autoridades municipales que sugería que el huracán no impactaría directamente en la Costera, lamentaron haber perdido su gasolina y vehículos debido a los saqueos. Estos incidentes han dejado a muchos taxistas varados e incapaces de trabajar.
El caos generado por la falta de información y preparación adecuada antes del huracán Otis ha dejado a muchas personas en Acapulco en situaciones difíciles, lo que subraya la importancia de contar con un plan de evacuación efectivo y una respuesta adecuada a eventos climáticos extremos en el futuro.