Especial
Región.- Un elemento tradicional e infaltable durante las fiestas de fin de año es el árbol de Navidad, que ilumina y adorna los hogares de las familias mexicanas y se vuelve punto de reunión, simbolizando la unión y la paz.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), entre los diferentes tipos de plantaciones forestales, las de árboles de Navidad representan un agronegocio para las y los productores que trabajan los terrenos forestales, debido a que tienen un aprovechamiento continuo del recurso a partir de la primera cosecha.
Lo anterior genera beneficios como: empleos e ingresos temporales y permanentes; servicios ambientales para los habitantes de las comunidades vecinas; facilitan la filtración de agua y recarga de los mantos acuíferos; la captura de una gran cantidad de carbono durante el crecimiento de los individuos; y contribuyen en la prevención de la erosión del suelo.
Siembra
Sin embargo, el plantar árboles de Navidad es un proceso lento y paciente, pues de manera natural, es decir, sin intervención del ser humano, empiezan a producir semilla entre los 15 y 18 años o hasta sus 40 años de edad, explicaron especialistas del ramo.
A fin de disminuir los largos tiempos es que se vuelve vital la investigación en recursos genéticos entre la especie, la investigadora de la dependencia, Liliana Muñoz Gutiérrez, aseguró que la trascendencia de los estudios radica en obtener semilla de producción de planta y establecer nuevas plantaciones o reforestación.
Además, trabaja en una investigación de promoción de la floración en árbol joven, y gracias a su trabajo es que se ha comenzado con la producción de flores a temprana edad en árboles de cuatro años de edad hasta los 12 o 13, de tal manera que no hay que esperar a que sean adultos para producir semilla.
Así, la importancia de investigar los recursos genéticos en árboles de Navidad radica en contar con semilla de producción de planta y establecimiento de nuevas plantaciones.
A través de tratamientos con reguladores de crecimiento o prácticas culturales se acelera la producción de semillas, mencionaron.
