Agencias
México.- Los años bisiestos han sido objeto de debate desde la antigüedad, y el 2024 nos trae nuevamente el “día fantasma” del 29 de febrero. Aunque rodeado de mitos y refranes como “año bisiesto, pocos huevos en el cesto,” su origen tiene una explicación más astronómica que mística.
La expresión “año bisiesto” proviene del latín y hacía referencia a un día adicional que los romanos intercalaban entre el 23 y 24 de febrero. Esta práctica buscaba ajustar el calendario, ya que, en realidad, cada año es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos. El excedente se suma al 29 de febrero como un “ajustador del reloj.”
La astróloga Patricia Kesselman señala que nuestro calendario actual se asemeja al egipcio, con 12 meses de 30 días, sumando un total de 360 días. Los romanos agregaron 5 días festivos extras llamados epagómenes. Fue en 1582 cuando el Papa Gregorio XIII estableció el calendario gregoriano, vigente hoy en día.
Actualmente, se consideran bisiestos los años divisibles por 4, excepto los divisibles por 100, a menos que también sean divisibles por 400 (como el año 2000).
Aunque algunos asocian los años bisiestos con la desgracia, citando eventos como el hundimiento del Titanic en 1912 o la pandemia de Covid en 2020, estas conexiones son puramente anecdóticas. En Escocia, el 29 de febrero se ve como un día de mala suerte, similar a los martes 13 en algunos lugares.
Por otro lado, los griegos creen que casarse en año bisiesto lleva al fracaso de la pareja, mientras que en Irlanda, el 29 de febrero es conocido como el “Bachelor’s Day” o Día de los Solteros. Según la leyenda, las mujeres pueden proponer matrimonio a los hombres, y si son rechazadas, antiguamente debían recibir un vestido de seda.
En resumen, el año bisiesto, lejos de ser siniestro, tiene una base astronómica y está rodeado de mitos que varían en diferentes culturas, desde la mala suerte hasta la oportunidad para las mujeres de proponer matrimonio en Irlanda.
